Rara vez se habla de los cazadores de moscas, habilidad nada fácil cuando se hace a mano, menos si se usa una palmeta, ya difícil de adquirir; para los aficionados a tal menester se recomienda la droguería Perdiguero, tal vez el último establecimiento de Ávila donde se venden.
Paco el cerrajero que fue de la calle de las Damas, me hablaba de como cazaban pájaros en el río Adaja con un cordel allá a finales de los cuarenta y principios de los cincuenta, con un destino gastronómico elemental y acuciante. Ni mosqueros ni pajareros tuvieron nunca el honor de salir en "Jara y sedal", ni en relatos del llorado Delibes; vaya no obstante nuestra admiración por ellos
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