L’Islam parla català!
Una Cataluña independiente atraería a los salafistas y yihadistas del mundo entero, que encontrarían en el nuevo país no perteneciente a la Unión Europea el lugar adecuado para montar una sede.
Abdelwahab Houzi, conocido en España como “el Imán de Lérida”, tiene un detallado expediente en el archivo de los servicios de inteligencia españoles. Cuando hace cinco años se proclamó públicamente a favor del burka, explicó que el velo integral no discrimina, porque es la propia mujer quien lo elige libremente. Entre las abundantes trampas del fundamentalismo musulmán destaca el tratamiento del velo islámico, en todas sus versiones, como una inocente y recatada prenda femenina, cuando en realidad se trata de uno de los instrumentos de control y represión de la mujer árabe.
Mientras la población femenina musulmana no se incorpore al mundo civilizado, el Islam seguirá padeciendo un retraso que lo sitúa en el Medievo. Pero la mujer no es, ni mucho menos, la primera preocupación de los imanes hiperactivos como Houzi, que en su momento de máximo esplendor regentaba simultáneamente una mezquita, una academia coránica y una librería islámica, hasta que el templo fue precintado por exceso de aforo y los negocios expedientados por falta de licencia. Houzi ya no acapara titulares diarios en la prensa nacional, pero otros continúan en Cataluña con su misión de garantizar que la población musulmana de sus correspondientes zonas obedezca fielmente los preceptos del wahabismo.
Shabaz ‒trajeado en su flamante cuenta de Twitter donde solo emplea el catalán‒ tiene una doble vida que ya la quisiera un malo de una novela de Le Carré: mientras el Chuhan catalán aparece sonriente en fotos y propaganda electoral junto a Artur Mas, captando votos para CiU, en Karachi usa el atuendo islámico que llevaba Bin Laden y se adorna con una ametralladora.
El exresponsable del Área Marroquí de esta organización y presidente de la Unión de Centros Islámicos de Cataluña, Noureddine Ziani, fue expulsado de España cuando el CNI advirtió de que constituía “un peligro para la seguridad de España”.
Una Cataluña independiente atraería a los salafistas y yihadistas del mundo entero, que encontrarían en el nuevo país no perteneciente a la Unión Europea el lugar adecuado para montar una sede. Los clérigos salafistas ‒que consideran la democracia un sistema político despreciable, creado por el hombre y no por Alá‒ llevan años pidiendo a los islamistas con derecho a voto que apoyen a los partidos separatistas, pues lo consideran el modo más eficaz de establecerse en una zona de Europa muy permisiva con su actividad religiosa y política, inseparable de sus ramificaciones terroristas.
Los imanes de Cataluña lo tienen claro: el apoyo a los partidos independentistas se traduce en un mayor poder local. El imán Houzi lo resumió con una llaneza pavorosa: “Lo que ellos no saben es que nosotros no creemos en la izquierda ni la derecha. Conforme vayamos acumulando poder en la región autónoma catalana, el Islam irá ganando fuerza”. ¿Será esto a lo que se refiere Artur Mas cuando define a Cataluña como una “buena amiga de Europa”?
Mientras la población femenina musulmana no se incorpore al mundo civilizado, el Islam seguirá padeciendo un retraso que lo sitúa en el Medievo. Pero la mujer no es, ni mucho menos, la primera preocupación de los imanes hiperactivos como Houzi, que en su momento de máximo esplendor regentaba simultáneamente una mezquita, una academia coránica y una librería islámica, hasta que el templo fue precintado por exceso de aforo y los negocios expedientados por falta de licencia. Houzi ya no acapara titulares diarios en la prensa nacional, pero otros continúan en Cataluña con su misión de garantizar que la población musulmana de sus correspondientes zonas obedezca fielmente los preceptos del wahabismo.
Este movimiento fundamentalista musulmán, desgajado del sunismo, procede de Arabia Saudí, cuyas mujeres no pueden votar, conducir, vestirse como quieran ni acudir solas a lugares públicos; y donde toda extranjera debe adoptar el velo integral apenas ponga pie allí. El wahabismo pretende imponer una versión integrista de la ley islámica caracterizada por el extremismo y la obsesión expansionista.“Nosotros no creemos en la izquierda ni la derecha. Conforme acumulemos poder, el Islam irá ganando fuerza”
La situación en Cataluña
En la Cataluña de Artur Mas suceden cosas que parecen querer corroborar las distopías de Michel Houellebecq, cuya última novela Sumisión plantea una Francia convertida al Islam por líderes musulmanes de tercera generación que, tras salir elegidos en las elecciones generales, imponen la sharia. El mensaje implícito de la novela es que la corrección política de Europa pretende apaciguar a los invasores, en lugar de luchar contra ellos. Khalid Shabaz, alias “Chuhan”, un paquistaní islamista detenido en 2011 por la policía española acusado de estafa y falsificación, fue en el número 79 de la lista encabezada por Mas en las autonómicas de noviembre de 2012.Shabaz ‒trajeado en su flamante cuenta de Twitter donde solo emplea el catalán‒ tiene una doble vida que ya la quisiera un malo de una novela de Le Carré: mientras el Chuhan catalán aparece sonriente en fotos y propaganda electoral junto a Artur Mas, captando votos para CiU, en Karachi usa el atuendo islámico que llevaba Bin Laden y se adorna con una ametralladora.
Una Cataluña independiente atraería a los salafistas y yihadistas del mundo enteroMilitante de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), fundó la Federación Catalana de Entidades Paquistaníes y dirige el Área Asiática de la organización Nous Catalans, creada por CDC. La relación de Nous Catalans con el islamismo extremista viene de antiguo.
El exresponsable del Área Marroquí de esta organización y presidente de la Unión de Centros Islámicos de Cataluña, Noureddine Ziani, fue expulsado de España cuando el CNI advirtió de que constituía “un peligro para la seguridad de España”.
La Policía religiosa catalana
En las ciudades catalanas con comunidades musulmanas arraigadas actúa desde hace años una “policía religiosa” encargada de amonestar y castigar a los musulmanes que no practiquen correctamente el wahabismo. Estos guardianes de la fe reportan directamente al imán sobre las prácticas religiosas de los fieles de su nutrida comunidad de seguidores. Cataluña es la tercera zona europea con un mayor porcentaje de población musulmana, solo superada por Francia y Bélgica.Una Cataluña independiente atraería a los salafistas y yihadistas del mundo entero, que encontrarían en el nuevo país no perteneciente a la Unión Europea el lugar adecuado para montar una sede. Los clérigos salafistas ‒que consideran la democracia un sistema político despreciable, creado por el hombre y no por Alá‒ llevan años pidiendo a los islamistas con derecho a voto que apoyen a los partidos separatistas, pues lo consideran el modo más eficaz de establecerse en una zona de Europa muy permisiva con su actividad religiosa y política, inseparable de sus ramificaciones terroristas.
Los imanes de Cataluña lo tienen claro: el apoyo a los partidos independentistas se traduce en un mayor poder local. El imán Houzi lo resumió con una llaneza pavorosa: “Lo que ellos no saben es que nosotros no creemos en la izquierda ni la derecha. Conforme vayamos acumulando poder en la región autónoma catalana, el Islam irá ganando fuerza”. ¿Será esto a lo que se refiere Artur Mas cuando define a Cataluña como una “buena amiga de Europa”?
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