París y el fracaso del G-20. La aquiescencia frente al mal
- Si el PSOE de Pedro Sánchez llega al poder seguirá haciendo lo mismo que Rajoy y todo Occidente.
- Es decir, seguirá pasándole la mano por el lomo a Arabia Saudí, Qatar y compañía, financiadores de los terroristas de París.
- Si Occidente cree que puede luchar contra el fanatismo islámico con gentuza como Erdogan, va listo.
Actualmente “no existe ni el país de Dios ni el partido político de Dios”. A todos “los encuentros regidos por mezquinos intereses egoístas y aún más dominados por un oscuro poder superior que es el brazo ejecutor (NOM), a nivel mundial, de una política y una labor de aquiescencia frente al mal y promotora del pecado, donde se lucha a favor de eliminar la vida, eliminar vidas humanas y borrar del mapa del mundo la vida de gracia”. Son revelaciones sobrenaturales a una madrileña, de nombre Marga, de la que ya he hablado en distintos ocasiones. Me he acordado de esta revelación tras los atentados de París.
Tras ver muchas informaciones sobre la barbarie de París y contemplar a los líderes del mundo en la reunión del G-20, sacudiéndose la modorra del duelo oficial y forzado, he llegado a esa conclusión: estos líderes de estos países, no pueden luchar contra el terrorismo islámico. Ni tan siquiera lo entienden, porque esto, insisto, no sé si es una guerra pero, desde luego, es de religión.
Hablan de valores democráticos pero hay que insistir en que no existen los valores democráticos. Lo que existe son valores cristianos que han originado la democracia por mor de que la única ideología política directamente extraíble del cristianismo es la de la sacralidad de la persona, por su condición de hijos de Dios.
Por ejemplo, al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, hombre de preclara inteligencia, se le preguntaba en la mañana del lunes si cortar las líneas de financiación de los terroristas islámicos consistía en romper relaciones diplomáticas con los financiadores del Estado Islámico, en clara referencia a Arabia Saudí, Qatar y otros ‘amigos’ de Occidente. Vamos, si él lo haría en cuanto llegara al poder.
Naturalmente, Sánchez no supo que responder -le ocurre a menudo- lo que significa que, si llega al poder hará lo mismo que el PP: seguir pasándole la mano por el lomo a los jeques árabes y prestarle a Marbella para sus bacanales.
Eso sí, al final, el pobrecillo Sánchez encontró la salida del callejón: darle un palo a Rajoy. No dijo si rompería con Arabia pero aseguró que Rajoy tiene la culpa por los “recortes” de competencias en materia de jurisdicción universal. ¡Menos mal!
Tampoco hay que abochornar a Pedrito. Ha hecho algo parecido al resto de líderes de mundiales del G-20.
Verbigracia: contemplen al ‘pasmao’ de Barack Obama hablando de una victoria segura mientras, a su vera, sonreía, beatífico, un fundamentalista islámico con corbata, llamado Recep Tayyip Erdogan, anfitrión de la Cumbre. Erdogan es un sujeto que, si pudiera, estaría matando cruzados como sus antecesores en Turquía, a aquellos a los que los españoles -los de antaño, no los de hogaño- detuvimos en Lepanto por el este y en la península ibérica por el oeste.
Es el mismo Erdogan hipócrita que ha empujado hacia Occidente a decenas de miles de sirios desesperados, sabiendo que entre ellos, además, se colaban fanáticos del Estado Islámico y de Al Qaeda. Erdogan es el mismo que pretende invadir Europa pero, eso sí, a lo grande: cuando los europeos le abran las puertas de la Unión Europea.
Es el mismo Erdogan que ha golpeado a los kurdos y a Bashar Al-Asad, es decir, golpea a los que luchan contra el Estado Islámico, que asesina gente en París. Pero Obama le protege y él tan contento.
Que no, que estos líderes descristianizados no pueden vencer al fanatismo islámico.
Eulogio López
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