LA LENGUA FINLANDESA: EL RESURGIMIENTO DE UN IDIOMA
Por José Antonio Sierra
"Cuando muere la lengua de nuestros antepasados, fenece y desaparece la nación también."
Adolf Ardwidson
FINLANDIA tiene una población aproximada de cinco millones de habitantes y uno de los niveles económicos más altos de Europa. Dominada por Suecia y Rusia sucesivamente en el pasado, consiguió sobrevivir como nación independiente y muchos escritores la denominan con la frase <<la valerosa pequeña Finlandia>>.
Estuvo unida políticamente a Suecia durante cerca de trescientos años, y a principios del siglo pasado pasó a depender del dominio de Rusia, con la que aún continúa manteniendo unos estrechos lazos económicos.
Hasta 1850, todos los finlandeses que recibían educacíón hablaban y estudiaban la lengua sueca. Era el idioma que se
enseñaba en las escuelas y el que se usaba en la Administración, en los Tribunales de Justicia y en los negocios. Todavía
más, era el único idioma que se empleaba en la famosa universidad de Turku.
El libro más antiguo que se conserva en finlandés es una Biblia, que data del año 1642. La próxima referencia que tenemos del mismo es de 1700, cuando Israel Nesselius, un profesor sueco de la Universidad de Turku, propuso que se abandonase por completo la lengua finlandesa, a fin de que el pueblo estuviese más unido y sometido a la dominación sueca.
Se escribió muy poco en finlandés, si exceptuamos algunos folletos religiosos. El movimiento a favor del resurgimiento del mismo comienza en 1800, y estuvo dirigido por Adolf Ivar Ardwidson.
Este último dijo: <<Sólo podremos sentir que somos una nación mientras conservemos nuestra lengua materna. Cuando muere la lengua de nuestros antepasados, la nación también se extingue y perece con ella. Todos los que hablan un mismo idioma forman parte de un todo indivisible. Están unidos por lazos mentales y espirituales. Sus almas y mentes están ligadas por lazos más fuertes que todos los vínculos externos, porque el idioma forma el espíritu y marca los límites del ser humano. El espíritu tiene más importancia que la materia.>>
Desde que comenzó el movimiento se encontró con una fuerte oposición a que se diera reconocimiento oficial a la lengua finlandesa, y en 1823 fue destituido de la cátedra que ocupaba en la Universidad de Turku.
Muchos de los que se oponían, simplemente afirmaban que el finlandés jamás podría ser un idioma de cultura. Sólo pudo encontrar apoyo entre los intelectuales que hablaban sueco, ya que ninguna persona educada del país sabía hablar en finlandés.
En 1844, Johan Snellman, un líder de los estudiantes, comenzó a publicar dos periódicos: uno en lengua sueca, "Saima", y otro en lengua finlandesa, "Maamiehen Ystave". Por esa fecha eran muy pocas las personas que sabían escribir en finlandés. Prueba de ello es que hasta 1870 todos los documentos y actas de la Sociedad de Literatura finlandesa están escritos en sueco, pero a partir de 1850 empiezan a fundarse sociedades de intelectuales que usan el finlandés en todas sus reuniones.
Eino Jutikkala, en su Historia de Finlandia, dice: "Un deseo de sacrificio, digno de encomio, fue cuando familias enteras comenzaron a hablar un idioma diferente al que habían aprendido en su infancia".
El estudio del finlandés obligó a muchas personas de la clase media alta a buscar la compañía de los campesinos para practicar y perfeccionar sus conocimientos del idioma. La batalla fue dura, sobre todo hasta conseguir que el Gobierno lo introdujese en las escuelas y en la Administración. En 1894, casi cien años desde que comenzase el movimiento pro finlandés, todavía estaba prohibido su uso en las reuniones del Parlamento. Fue precisamente en ese mismo años cuando se empleó por primera vez en una reunión oficial del Rectorado de la Universidad.
Los que se oponían al renacimiento del finlandés comenzaron a organizarse en 1850. Formaron un grupo llamado los Suecomen, para oponerse a los Fennomen, partidarios de su restablecimiento. La filosofía de los Suecomen se basaba en las ideas de August Schlman (1824-74), un periodista sueco, que editó el "Aftonbladet", diario de Estocolmo, desde 1857
a 1874. La esencia de su filosofía decía, más o menos, que los finlandeses eran un pueblo subdesarrollado y primitivo, por lo que, según él, no podrían subsistir sin la población de habla sueca.
El movimiento sueco-finlandés partidario de los dos idiomas, y de origen sueco, adquirió una gran importancia; en mayo de 1906 formó el Partido del Pueblo Sueco. Los puntos principales de su programa, hasta el presente, han sido los de la defensa de los intereses culturales y lingüísticos del grupo sueco-finlandés.
Una de las batallas lingüísticas más importantes se libró al intentar los Fennomen que se enseñase en las escuelas parte del programa en finlandés y la otra en sueco. La población de origen sueco hizo lo imposible para impedirlo, y
en 1869, el Estado consiguió el control de las escuelas de la Iglesia, a través del Consejo Nacional de Educación, y decretó que toda la enseñanza se diese en sueco. Los Fennomen, haciendo un gran esfuerzo económico y con muchos sacrificios, fundaron sus propias escuelas, en las que comenzaron a enseñar todo el programa en finlandés. Por fín,
en 1889, consiguieron que el Gobierno cambiase su política educativa y aumentó el número de alumnos en las escuelas abiertas por los Fennomen.
Cuando en 1922, Finlandia consiguió separarse de Rusia, la situación había cambiado por completo. La ley protegía los derechos de la mayoría frente a los de la minoría. Así cuando en un Ayuntamiento o distrito el tanto por ciento de la población que empleaba el finlandés era superior al sueco, la Administración usaba el de la mayoría, sin dejar de respetar los derechos de la minoría. La batalla había sido ganada: de un total de 554 Ayuntamientos, 459 usaban el finlandés y 32
el sueco.
Sólo desde hace cien años los finlandeses estudian el finlandés en primer lugar en vez del sueco.
Un fenómeno curioso es que más de 10.000 familias cambiaron sus apellidos suecos por sus equivalentes en finlandés. Todos ellos fueron publicados en un sólo día y llenaron las páginas de todos los diarios del país.
Por fin, en 1937, el Parlamento promulgó un decreto por el que se establecía el finlandés como lengua oficial de la Universidad de Helsinki, pero en algunas especialidades se podría usar el sueco. Los nombres de las calles de las ciudades estarían y están en los dos idiomas. El problema quedó solucionado y ambas comunidades lingüísticas viven en armonía.
De los cerca de tres millones de habitantes que tenía Finlandia en 1900, sólo el 15 por 100 de la población hablaba sueco. En 1970, de los cerca de cinco millones de habitantes, su población actual, el 93 por 100 habla finlandés
Finlandia continúa dependiendo económicamente, en parte, de Suecia y Rusia, pero sus habitantes hablan el idioma de sus antepasados.
Publicado en el Diario Información de Madrid, el 13 de enero de 1971
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