Elecciones catalanes y generales
por José Antonio de Yturriaga
REFLEXIONES SOBRE LAS ELECCIONES CATALANAS Y POSIBLES
INCIDENCIAS EN LAS GENERALES
El pasado
27 de Septiembre se celebraron las elecciones autonómicas a las que el
Presidente de la Generalitat y
los líderes nacionalistas pretendieron dar carácter plebiscitario. Los
resultados han sido malos para la
Nación , pero podían haber sido peores. Pese al uso y el abuso
de todos los recursos a la disposición del Gobierno catalán y la campaña
“goebeliana” de los medios regionales de comunicación –especialmente TV-3-, la
coalición de partidos políticos y fuerzas sociales separatistas no alcanzaron
la esperada mayoría absoluta al obtener sólo el 39.65% de los votos expresados,
y que, sumados al 8.20% del partido antisistema Candidatura de Unidad Popular (CUP),
quedaron por debajo del 50%. Gracias al reparto de los escaños establecido en
la normativa electoral –que favorece las provincias menos pobladas más proclives
al separatismo, en detrimento de Barcelona, que se expresó ampliamente en
contra de la independencia- “Junts pel SI”
+ CUP consiguieron por los pelos la mayoría de los escaños en el Parlament y están en condiciones de
formar Gobierno, si logran acordar un plan común de actuación antes la
disparidad de sus planteamientos, ya que en el único punto en que coinciden es
en su voluntad de proseguir con el proceso independentista, pese a no haber
logrado la mayoría simple de votos. Las elecciones han dejado a una Cataluña
dividida en dos mitades irreconciliables entre los partidarios de la
independencia y los defensores de la unidad de España.
Resultados de las
elecciones catalanas
Pese a los
juicios interesados de los partidos perdedores, que siempre ven algún lado positivos en los
resultados, es evidente que las elecciones han dejado vencedores y vencidos.
Empecemos por los últimos. El gran perdedor ha sido Artur Mas y sus mariachis
de “Junts pel SI”, que, pese a no reparar
en esfuerzos y gastos durante los últimos cuatro años, y celebrar tres
elecciones autonómicas en este tiempo, no han
logrado el objetivo que perseguían: la obtención del voto mayoritario
del pueblo catalán a favor de la independencia. Desde que inició su camino sin
retorno hacia la secesión, Convergencia Democrática de Cataluña (CDC) no ha
dejado de perder votos y escaños (62 en 2010, 50 en 2012 y 62 junto con ERC en
2015, los mismos que obtuvo en 2010) y revertido la ruta ascendente de ERC (10
en 2010, 23 en 2012 y 62 coaligado con CDC en 2015). Por primera vez desde
1980, la suma de convergentes y republicanos se quedó por debajo de la mayoría
absoluta. Incluso añadiendo los escaños de la CUP (72 en total) la suma de los tres partidos es
inferior a los resultados de 2012 (74). Aún así -y en contra de toda evidencia-
Artur Mas y Oriol Junqueras afirmaron que tenían un mandato democrático y legitimidad
para seguir la senda hacia la independencia.
Perdedor ha
sido también el PP, que ha paso de 19
a 11 escaños y perdido un considerable número de votos, a
pesar de una mayor participación electoral -77.46% del electorado, que supera
en casi 10 puntos la de 2012, que constituyó un “récord”- y lo peor para él es
que el espacio de los ciudadanos que se consideran a la vez catalanes y
españoles ha sido mayoritariamente ocupado por Ciudadanos (Cs). El relevo a
última hora de una candidata sin posibilidades -Alicia Sánchez Camacho- por el
popular José Luis Garcia Albiol, sólo consiguió frenar levemente el batacazo
pronosticado por los sondeos. Más perdedor aún ha sido aún el PSC, del que
curiosamente los medios de comunicación han coincidido en señalar que ha
logrado “salvar los muebles”. No estoy del todo de acuerdo con esta
apreciación, pues –a diferencia del PP que tuvo un techo máximo de 19 escaños
en el Parlament en 2012- la filial
del PSOE ha sido durante años el partido más votado en Cataluña y contado con
hasta 52 diputados. Al final, ha logrado frenar la sangría anunciada por las
encuestas y perdido sólo 4 escaños con respecto a 2012 –aunque 12 con 2010 y 21
con 2006- y ha obtenido el más bajo nivel de votos en su historia. ¡El que no
se consuela es porque no quiere!. El PSC se recuperó del previsto descenso gracias a la presencia
masiva en Cataluña de dirigentes del PSOE –en especial su Secretario General
Pedro Sánchez- y a dar la espalda a su nacionalismo de prestado, poner sordina
a su apoyo al “derecho a decidir” y
resaltar sus valores como parte de un partido con vocación nacional y defensor
de la unidad de España. Otro de los perdedores ha sido Podemos (Ps), al que
algunos sondeos presentaban como la
principal fuerza opositora a “Junts pel
SI”. La coalición “Catalunya si que
es Pot”formada por Ps, Izquierda Unida-los Verdes (ICV) y Equo, pese a la
participación en la campaña de su carismático líder Pablo Iglesias, sólo obtuvo
11 escaños, tres menos que ICV consiguió sola en 2012.
El principal
ganador ha sido Cs, que –al recoger el grueso del voto “españolista”- ha pasado de 9 escaños en 2012 (sólo 3 en
2010) a 25 y se ha convertido en la segunda fuerza política en Cataluña, con
una dirigente escasamente conocida como Inés Arrimadas. Este resultado sitúa a
Cs en buena situación a nivel nacional y lo presenta como una alternativa de
Gobierno. El otro vencedor ha sido CUP, no tanto por la cantidad de sus 10
escaños, como por la calidad de los
mismos, que la han convertido en árbitro para la formación del Gubern y para la continuación del
proceso secesionista y eventual declaración unilateral de independencia.. La CUP es un partido antisistema
en las antípodas de CDC política, social y económicamente. Preconiza la
nacionalización de la banca y de las empresas de servicios básicos, el
retroceso en la privatización de
empresas, la implantación de un salario social generalizado, la jornada laboral
de 30 horas semanales y la jubilación a los 60 años, el impago de la deuda, la
expulsión de la Guardia Civil
y la Policía Nacional ,
y la salida de la UE
–y del euro- y de la OTAN
de una Cataluña independiente. Pese a ello, Mas está dispuesto a vender su alma
al Mefistófeles de la CUP ,
por lo que se ha rebajado, aceptado algunas de sus exigencias y suplicado que
le dé sus votos para seguir ocupando la poltrona de la Generalitat.
El President es el
epítome de la deslealtad. Ha sido desleal al Estado –al violar sus normas e
incumplir las sentencias de sus Tribunales-, a Cataluña –al infringir el
Estatuto y gobernar de espaldas a más de la mitad de sus ciudadanos-, a su
Partido CIU –al provocar la escisión de UDC y dejarlo con el mínimo respaldo
electoral en su historia-, y a sí mismo –al violentar sus propias convicciones
personales, ya que nunca se había declarado independentista-. Víctima de sus
trapacerías, ha huido hacia delante para tapar la inanidad e incompetencia de
su Gobierno y eludir la responsabilidad por sus actos personales de corrupción y por su involucración en la corrupción
institucional producida bajo el liderazgo de su mentor Jordi Pujol. Se
auto-engaña en su delirante fantasía considerándose una mezcla de Ghandi y Luther King, de Juana de Arco y “Braveheart”,
de Maciá y Companys, cuando no es más que un botarate que pasará a la Historia por su capacidad
fabuladora, separadora y destructiva.
Incidencias en las
elecciones generales: Partido Popular
Aunque es
obvio que unas elecciones autonómicas –especialmente las catalanas-son muy
distintas a las generales y que los resultados de aquéllas no son extrapolables a los de éstas, es
evidente que las elecciones catalanes han marcado unas tendencia que se dejarán
sentir en las generales. El principal damnificado ha sido el Partido del
Gobierno y se ha puesto una vez más de manifiesto su tendencia a la baja.
Mariano Rajoy sigue empecinado en que los buenos resultados económicos de su
gestión acabarán por convencer a los ciudadanos de la conveniencia de respaldar
al PP, aunque ya empieza a verle los dientes al lobo.
Al Partido no le basta con tener
enfrente a todas las fuerzas políticas del país, sino que se ha complicado la
vida con problemas creados en su entorno, como se ha mostrado el “miércoles
negro” del 14 de Octubre, en el que coincidieron la dimisión de Arancha Quiroga
como Presidenta del PP Vasco, la
Tribuna de la diputada popular Cayetana Álvarez de Toledo “Anoche
escribí al Presidente”, publicada en “El Mundo”, y las declaraciones a este
diario del Ministro de Hacienda Cristóbal Montoro. La primera era previsible
tras el grave error de apreciación de Quiroga de presentar una moción en el
Parlamento vasco en la que, por su cuenta y riesgo, tendía la mano a SORTU y
Cia, y aceptaba la amnesia del “aquí no ha pasado nada y todos tan amigos”. Lo
raro es que no se hubiera producido antes tras su descalificación por el PP
nacional, y el asunto ha sido, por una vez, rápida y satisfactoriamente
resuelto con su sustitución por Alfonso Alonso. Álvarez de Toledo ha hecho
graves descalificaciones del Presidente de su Partido. Así, ha afirmado que, en
cuatro años de mayoría absoluta,”la democracia ni se ha regenerado ni se ha defendido”. Durante ese tiempo,
los españoles han reclamado una mayor sensibilidad hacia las personas golpeadas
por la crisis, menos vacilaciones frente a la corrupción, la despolitización
urgente de la política, más democracia interna en los partidos, la deslegitimación
de la violencia etarra, el amparo a las víctimas del terrorismo y una defensa
nítida de lo que nos une como españoles. El Gobierno ha respondido con
“tecnocracia y plasma” y actuado como si los ciudadanos tuvieran una cartera
donde habitan el corazón y la cabeza, y como si los votantes del PP fueran
cautivos, pero no lo son. El PP puede ser el partido que haga de España “una
nación plenamente europea en su oposición al nacionalismo identitario, una
democracia dispuesta a defenderse y sin miedo a renovarse”, pero “no con este Presidente y no sin un nuevo
proyecto” Estas críticas están en buena medida justificadas, pero las
formas empleadas han hecho un flaco servicio al Partido del que es diputada.
¡Con estos amigos, el PP no necesita enemigos!. Cristóbal Montoro -que ha
aceptado con gusto y masoquismo el papel
de “villano” del PP- ha asumido la responsabilidad en el incumplimiento de la
promesa electoral de no subir los impuestos y encajado con deportividad las
bofetadas dirigidas a Rajoy, principal –si no único- responsable de ello por su
talante presidencialista. En el momento más inoportuno, en vísperas del inicio de
la campaña para unas elecciones generales trascendentales, Montoro se ha
desahogado diciendo que lo malo no es la crítica del adversario, que le
estimula, “sino la de los tuyos”, pues hay compañeros que “se avergüenzan de lo
que hemos hecho” y lo explican sin convicción porque, en el fondo, “se
avergüenzan de ser del PP”. Hay un sentimiento generalizado en el PP de que hay
que “aggiornar” el partido, pero
Rajoy –alérgico a los cambios- sigue fiel a sí mismo y, a estas alturas de la
carrera, no parece razonable cambiar de “jocquey”
o de corcel, aparte de que el Presidente del Gobierno y del Partido ya se ha
encargado de que no haya en las caballerizas populares jinetes o cabalgaduras
que puedan dar el relevo. Los diversos sondeos dan al PP como ganador de la
carrera con una reducida mayoría de en torno al 28/29% de los votos, seguido a
corta distancia por el PSOE -23/24%- y, algo más alejados, por Cs -15/16%- y Ps
-12/13%-. El PP parece conformarse con no perder más de 50 escaños, pero, para
ello, necesitará cerrar filas en torno a Rajoy y articular un discurso positivo
y coherente que atraiga a sus antiguos votantes. El mensaje del miedo ya no
vale, porque los votantes del centro y de la derecha desilusionados con el PP
podrán votar a un partido que no asusta, como Cs, y a un líder atractivo y
limpio de corrupción como Albert Rivera.
Partido Socialista
Obrero Español
El optimista Secretario General
del PSOE, Pedro Sánchez, parece creer en la posibilidad de acceder a la Presidencia del
Gobierno, bien por ser la fuerza más votada, bien por alianzas a diestra –Cs- o
a siniestra –Ps y lo que quede de IU-.Tragado con gusto el sapo de las
elecciones catalanas -¡podía haber sido peor, pese a haber tocado el PSC fondo electoral!-, el PSOE se ha lanzado a la
caza, como sea, del PP e incorporado a sus listas a candidatos independientes,
como a la hasta ahora diputada de UPyD Irene Lozano, lo que le ha valido
numerosas críticas desde dentro del partido. Sánchez ha afirmado que la única
propuesta de Rajoy es que no gobierne el PSOE. Yo diría que más bien sucede lo
contrario, pues es Sánchez quien está
obsesionado con acceder al Gobierno y-como ya hizo tras las elecciones
autonómicas y municipales- está dispuesto a aliarse con quien sea para impedir
que el PP acceda al poder. Tras el desacuerdo entre la opinión expresada por la Comisión Europea
y la mantenida por el Gobierno sobre el cumplimiento del objetivo de déficit
impuesto por ésta, Sánchez ha acusado a
Rajoy de “mentir a Europa como a los españoles” y requerido que comparezca con urgencia
en las Cortes para aclarar las mentiras de los Presupuestos de 2016. Se ha
colocado del lado del Consejero socialista de Economía de la UE , Pierre Moscovici, y puesto
a España en evidencia ante la opinión pública internacional. Ha prometido
derogar todas las leyes adoptadas por el Gobierno del PP, como la LOMCE , la Ley de Seguridad y la de la Reforma Laboral –que se hará de
forma ”política, no jurídica” ¿?-, si bien no se ha comprometido a aumentar el
valor de las indemnizaciones por despido. Su última ocurrencia ha sido prometer
que denunciará el Concordato con la Santa
Sede y que impedirá la enseñanza de la Religión no sólo en los
centros públicos y concertados, sino también en los privados. Sigue reclamando
una reforma de la Constitución
de carácter federal, pero no ha especificado aún en que consistirá. Pedro
Sánchez –que tiene buena planta y es buen orador-ha dado sobradas muestras de
inmadurez y ligereza, impropias del líder de un partido de Gobierno, que podría
hacer bueno a su predecesor y mentor José Luis Rodríguez Zapatero. Lo mismo
preconiza la supresión del Ministerio de Defensa que el enfrentamiento con la Iglesia católica, apoya la
modificación del artículo de la
Constitución que establece el principio de que los gastos del
Gobierno no pueden superar a los ingresos que el “derecho a decidir” de los
catalanes o la calificación de Cataluña como “nación”, excluye por principio
cualquier pacto con el PP, que pacta con BILDU, ERC, CUP, “Compromis”, las
“mareas gallegas” o Ps, y facilita a sus militantes las alcaldías de Madrid,
Valencia, Barcelona, Pamplona, la
Coruña o Cádiz.
Ciudadanos
El incontestable triunfo de Cs en
Cataluña lo ha puesto en la pista de lanzamiento hacia las elecciones generales.
Inés Arribadas ha afirmado que Cs es una alternativa seria para gobernar tanto
en Cataluña como en España, y que “los viejos partidos no están preparados para
dar soluciones y los nuevos populismos tampoco”. Crecido por el éxito y por la
posibilidad, si no de gobernar, de ser el factor decisivo para decidir quién gobierne
en España, Albert Rivera se ha postulado como alternativa natural al PP y al
PSOE, y asegurado que los comicios catalanes han evidenciado que “el
bipartidismo decadente no sirve para solucionar los problemas de la gente. La
sociedad pide reformas y limpieza y, por eso, hace falta un proyecto común para
España que sólo Cs es capaz de liderar”, desde “la centralidad y las manos
limpias”. Como “el eje de la vieja derecha y de la vieja izquierda está
agotado”, ha arremetido a diestra y a
siniestra contra el PP –que ”no tiene proyecto para España”- y contra el PSOE
–que “tiene 17, uno por cada Comunidad Autónoma”-.Se ha erigido en el fulcro
que permite la gobernabilidad con ciertas condiciones, sea en Madrid o en Andalucía.
Sin embargo -como ha observado Jorge Bustos- no disimula que le tira más el
pacto andaluz que el madrileño, por lo que el votante conservador o liberal
cabreado con Rajoy sospecha que Cs usará
su papeleta para investir a Sánchez, con lo que sólole cane refugiarse en la
abstención o retornar al redil “pepero”. Alberto Garzón lleva razón al advertir
que Cs es el sostén del bipartidismo, que es lo que parecen querer los
españoles. Pretende ser “un esqueje sano del sistema del 78 que se injerta en
las partes podridas del árbol constitucional para que vuelva a crecer derecho”.
El esfuerzo por sexar ideológicamente a Cs resulta absurdo. Su plan consiste en
gobernar si gana y, si no, condicionar su respaldo a un programa sin
involucrarse en la gestión a la espera de que cualquiera de los dos grandes
siga desgastándose y ocupar su sitio.
“El bipartidismo ha muerto. ¡Viva el bipartidismo!”.
Para no desgastarse, Cs se ha
mantenido en la ardiente ambigüedad y ha eludido pronunciarse sobre temas
concretos, salvo cuando no ha tenido otro remedio, como en Andalucía, donde se
le “ha visto el plumero”, pues ha establecido criterios distintos de exigencia
en dicha Comunidad y en Madrid. Cs permitió que el PSOE se mantuviera en el
Gobierno de Andalucía ante la amenaza de Susana Días de convocar nuevas
elecciones. Puso una serie de condiciones sobre la lucha contra la corrupción y
la destitución de los altos cargos imputados, que luego no ha exigido. Pero lo
peor es que se ha convertido en aliado incondicional del Gobierno andaluz -el PP ya habla de “bipartito”- como ha
puesto de manifiesto al apoyar el bloqueo en el Parlamento andaluz de las
propuestas de distintos grupos de la oposición –que han quedado
desactivadas con el adelanto del debate
presupuestario-, facilitar que los socialistas condenados eludieran responder
con su patrimonio por el fraude de los ERE o de los cursos de formación,
permitir que Chaves, Griñán y otros altos cargos de la Junta imputados continuaran
en sus puestos, hacer la vista gorda a los escándalos que salpican al Gobierno
de Susana Díaz y, sobre todo, respaldar los Presupuestos de 2016 incluso antes
de haber sido presentados y aprobados por el Parlamento, dando un sospechoso
cheque en blanco a la Junta. Para
evitar lo que le ocurrió en 1996 Chaves,
que vio como el Parlamento rechazó sus Presupuestos, el PSOE ha negociado en
secreto un acuerdo con Cs. Esta política inspirada por el líder regional Juan
Marín ha sido condonada por Albert Rivera, que- como ha observado Luis Miguel
Fuentes- “llegó como un San Luis de nácar a Andalucía para confirmarnos que lo de su partido aquí no era por Juan
Marín y su costumbre de montar ferias de la tapa con el PSOE”. Éste se
justificó alegando que lo útil era generar estabilidad y confianza y no solamente
llevar a cabo confrontaciones, posibilismo conformista que fue avalado por
Rivera. Andalucía –concluía Fuentes- necesita “mucho más que parches sobre las
ratoneras” y señalaba que “están siendo
muy venales y baratos, pero aún no sabemos que entra en su pacto”. Rivera se ha
congratulado del “oasis de entendimiento” al que ha llegado con Díaz.
Podemos
Ps ha recibido en las elecciones
catalanas un duro golpe y un frenazo en su proceso ascendente, que parecía
imparable. Ello le está afectando adversamente con miras a las elecciones generales, en la que lo
sondeos lo sitúan en cuarta posición, superado por Cs. En la charla-debate del 20
de Octubre, Albert Rivera le ha dado un baño a Pablo Iglesias, pese a ser éste
un experto profesional en estas lides. Para aliviar la situación, Ps ha
abandonado su actitud triunfalista y su Secretaria de Análisis y Programa,
Carolina Becansa, ha reconocido que, en estos momentos, Iglesias no está en
condiciones de liderar el de Gobierno, y ha bajado las expectativas para evitar
la frustración que se produjo tras las elecciones andaluzas, en la que el éxito
de Ps quedó opacado al no haber alcanzado los resultados que pronosticaban las
encuestas. Señaló la singularidad del partido con respecto a PP, PSOE y Cs que
estaban de acuerdo en los programas económicos. El mejor medio para llegar a un
eventual pacto de Gobierno con el PSOE sería que Ps obtuviera mejores
resultados que el partido de Sánchez. Iglesias parece pasar por un período de
crisis, víctima de su éxito, y se habla de que va a renunciar a su acta en el
Parlamento Europeo y a presentación de
programas de TV.
Hay una gran volatividad en las
tendencias del voto y –como ha observado el propio Rivera-“va a estar todo muy
apretado” y que, “en el caso de que ganáramos, no vamos a tener mayoría
absoluta, por lo que vamos a abrir una etapa de diálogo y buscar consensos”.
Esperamos que cumpla en su día con estas sabias palabras. Los sondeos prevén
unos resultados muy fragmentados con una ligera ventaja del PP sobre el PSOE y
una posición de Cs como fuerza decisiva para inclinar la balanza hacia la
derecha o la izquierda. Ante la negativa del PSOE a una “gran coalición”, lo
mejor sería que los resultados permitieran una coalición PP-Cs, en la que éste
permitiera la continuidad de la exitosa política económica del anterior
Gobierno y actuara como estímulo ante la pasividad y conservadurismo políticos
del PP y de acicate para la regeneración ética de la política. Como ha
manifestado Agapito Maestre –quizás con excesivo entusiasmo-, el atrevimiento
democrático y su heterodoxia política de pactos con el PSOE y el PP sitúan a Cs
entre uno de los paradigmas más serios en Europa para profundizar la calidad democrática de una
nación-. Cs no debe tratar de imponer un Presidente del Gobierno –por más que
la actuación de Mariano Rajoy sea manifiestamente mejorable- ya que hay que
dejar a cada partido que elija a su líder, siempre que éste no quede
descalificado por su proceder –lo que no es el caso-, y mantener la coherencia
y firmeza en su exigencia de regeneración de la vida política española.
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