Constitución/Cataluña
por
José Antonio de Yturriaga
REFORMA CONSTITUCIONAL Y CATALUÑA: TANTO MONTA…
El 27 de
Abril asistí en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales a un
interesante debate acerca de “La reforma constitucional y Cataluña”, en el que
actuó de ponente el profesor Santiago Muñoz Machado, autor de un estudio sobre
el tema. Salí con mal sabor de boca, pues la situación no puede ser más
desoladora.
Reforma de la Constitución y
situación en Cataluña
A juicio
del ponente, la
Constitución necesita ser reformada por obsoleta. La separación
de poderes no está asegurada, los partidos políticos –que han patrimonializado
las instituciones- carecen de democracia interna, el Senado es una cámara
inservible, el Consejo General del Poder General (CGPJ) y el Tribunal
Constitucional (TC) están colonizados por los partidos y el servicio público de
la justicia está desprestigiado, el TC no puede ser el garante del equilibrio
de los poderes y de la defensa de la Constitución , la organización territorial del
Estado ha dado paso a un desmesurado y descomunal crecimiento de las
estructuras públicas…La
Constitución y las leyes nacionales no se cumplen y el
Estatuto ha dejado de ser una referencia en Cataluña. De ello se deduce que
España debería tener un porvenir reformista, si los gobernantes desearan mejorar
las instituciones, pero existe una sólida trama de intereses resistente a
cualquier cambio y la reforma de la Constitución se ha convertido en un arma
arrojadiza entre los partidos, con perfiles identitarios en Cataluña. El
Gobierno y el PP se muestran reticentes a la reforma y niegan su necesidad,
mientras que los partidos nacionalistas –especialmente los catalanes- desprecian e ignoran la Carta Magna por considerarla
superada. El Gobierno ha consentido reformas encubiertas de la misma al tolerar
que se sustituyan decisiones que deberían ser materia de reforma constitucional
por simples actuaciones legislativas de las Comunidades Autónomas El Presidente
Artur Mas pedalea a piñón fijo en la
Vuelta por etapas hacia la independencia. Tras el
precalentamiento de las Diadas de 2013 y 2014 con las grandes manifestaciones
de tinte soberanista, siguieron las declaraciones del Parlament reconociendo el “derecho a decidir” del pueblo catalán,
el simulacro de referéndum del 9-N y la disolución del Parlamento. El próximo
paso serán las elecciones autonómicas calificadas indebidamente de
“plebiscitarias”, pues difícilmente cabe conciliar la elección por el pueblo de
sus representantes en un régimen de democracia indirecta con el plebiscito, que
es un procedimiento de democracia directa. Luego vendrán la elaboración de una
Constitución catalana y la Declaración
Unilateral de Independencia. El proceso está ya en curso, ante
la pasividad del Gobierno central frente a la abierta rebeldía de la Generalitat , que incumple impunemente la Constitución y las
leyes estatales, hace caso omiso de las sentencias de los Tribunales y va
poniendo en pie la estructura del futuro Estado catalán, siguiendo las
directrices del Consejo Asesor para la Transición Nacional.
La independencia no requerirá un acto formal explícito, como en 1934, y caerá
como fruta madura mediante la confirmación de una situación de hecho.
¿Están vinculados los
dos temas?
De un lado,
la Constitución
necesita ser reformada y, de otro, la Generalitat
y los partidos nacionalistas propician la separación de Cataluña, pero –aunque
estrechamente vinculados- se trata de dos hechos independientes. El problema
catalán se podría resolver teóricamente sin necesidad de modificar la Constitución y una
reforma federalizante de ésta –que es la solución que parece contar con más seguidores-
sería probablemente rechazada por los nacionalistas catalanes. El Consejo
Asesor se ha opuesto a la fórmula federal, porque “Cataluña se diluiría como un
territorio con posiciones minoritarias en el conjunto de la Federación ”. Las
posiciones en Cataluña y en el resto de España sobre la modificación del Titulo
VIII son sensiblemente diferentes, como señaló el profesor Josep María Vallés,
para quien era indispensable una reforma
de la Constitución ,
que tenga en cuenta la existencia de una “conciencia nacional” en Cataluña.
Emilio Lamo de Espinosa reconoció que hay en Cataluña una minoría secesionista
que está creciendo por el descarado apoyo de la Generalitat
y que, si existe un cierto malestar, también se siente en el resto del país. Es
preciso regenerar la democracia y ofrecer un proyecto ilusionador a nivel
nacional. Hay que reformar España para reformar Cataluña, pero la independencia
de ésta no es negociable.
Necesidad de una
reforma de la Constitución
por amplio acuerdo
Como no parece haber consenso suficiente para
la reforma de la
Constitución , es imprescindible –según Muñoz Machado-
afrontar las soluciones específicas que la situación política de Cataluña
demanda. No es posible aceptar una independencia por la que Cataluña se
desvincule de la
Constitución y continúe por la senda de la creación de las
instituciones imprescindibles para la secesión. El profesor García Roca ha estimado
que sería posible llegar a un acuerdo sobre la reforma constitucional si realmente
se deseara. Aunque no sea necesario hacer todas las reformas a la vez, algunas deberían
ser inminentes. Entre ellas ha citado la inserción de una “cláusula Europa” que
reconozca la cesión de soberanía a la
UE , la incorporación del Convenio Europeo de Derechos Humanos
y de la Carta
de Derechos Fundamentales de la
Unión , la ampliación del catálogo de derechos fundamentales, la
conversión de algunos principios rectores en derechos, el cambio del sistema
electoral del Congreso y de las funciones del Senado, la democratización
interna de los partidos políticos, la supresión de la discriminación en la
sucesión a la Corona ,
la flexibilización del sistema parlamentario -con facilidades para la creación
de Comisiones de Investigación, la iniciativa popular y la democracia
participativa-, la mejora en la designación de los miembros del TC y del CGPJ,
la recuperación del recurso previo de anticonstitucionalidad en relación con
los Estatutos de Autonomía y la flexibilización del procedimiento de reforma
constitucional. Sobre estas sugerencias sería posible forjar un amplio acuerdo,
pero no cabe decir lo mismo con respecto a otras recomendaciones como la
integración política de las nacionalidades, la distribución de competencias
entre el Estado y sus entes territoriales o la regulación de la financiación
económica de las Comunidades Autónomas. La Constitución contiene
disposiciones para hacer frente a los incumplimientos de las Comunidades, que
llegan hasta la declaración del Estado de excepción –artículo 116- o la
suspensión de la autonomía –artículo 155-, aunque también contiene otras menos
radicales, a las que no ha recurrido el Gobierno central para hacer frente a la
insumisión de la Generalitat.
La imposición por el Estado de medidas de fuerza –que no cabe descartar del todo al ser
constitucionales- no ofrecería una solución definitiva, Dicha solución debería
lograrse con un acuerdo de naturaleza política en el que participen todas las fuerzas
políticas constitucionales, para lo que habría que buscar –en opinión de
Vallés- un clima favorable a la negociación y a la transacción. El Gobierno central
tendría que salir de su letargo e involucrarse con los demás partidos en la
elaboración de la reforma de la
Constitución , acotando de antemano su alcance y las líneas
sojas que no se podrían traspasar, como el principio de la unidad y de la
integridad territorial de España. Todos los partidos, nacionales y
nacionalistas, deberían actuar con rigor y sentido de Estado en busca de
soluciones realistas y viables que consigan el mayor acuerdo posible. Han de
respetar las normas establecidas en la Constitución –presente o futura- y observarlas
lealmente. Más allá de estos límites –estima Muñoz Machado- sólo están “los
regímenes confederados o la ruptura del Estado y la independización de sus
fragmentos”.Según el Presidente del Centro, Benigno Pendás, hay que mantener el
debate abierto, buscar la “conllevanza” entre los distintos pueblos y
Comunidades, y encontrar un proyecto atractivo común para toda la Nación. ¡Que así sea!.
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