La
dependencia de la eficacia real del gobierno de los pueblos con respecto a un
conocimiento de los principios intelectuales que rigen el dominio del
"devenir" y el procedimiento que deben seguir aquellos a quienes será
confiada esta misión son descritos por Confucio con una claridad impresionante, en el
siguiente pasaje del "Ta-hio", 1ª parte:
"Los antiguos príncipes, para hacer brillar
las virtudes naturales en el corazón de todos los hombres (7), se aplicaban
antes a gobernar bien sus principados. Para gobernar bien sus principados,
antes ponían orden en sus familias. Para poner orden en sus familias,
trabajaban antes en perfeccionarse ellos mismos. Para perfeccionarse ellos
mismos, ordenaban antes los movimientos de sus corazones. Para ordenar los movimientos
de sus corazones, tornaban antes su voluntad perfecta. Para hacer su voluntad
perfecta, desarrollaban sus conocimientos tanto como era posible. Desarrollaban
estos conocimientos escrutando la naturaleza de las cosas. Una vez escrutada la
naturaleza de las cosas, los conocimientos alcanzan su más alto grado. Habiendo
llegado los conocimientos a su más alto grado, la voluntad se hace perfecta.
Siendo perfecta la voluntad, los movimientos de su corazón están ordenados.
Estando ordenados los movimientos de su corazón, todo hombre está exento de
defectos. Tras haberse corregido a sí mismo, se establece el orden en la
familia. Reinando el orden en la familia, el principado está bien gobernado.
Estando bien gobernado el principado, pronto todo el imperio gozará de
paz".
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