Cáncer de mama: la trampa de la detección precoz
Se acaba de
celebrar el Día Mundial del Cáncer de Mama (19 de octubre). Habrá visto
infinidad de lazos rosas, carreras y maratones por todas las ciudades y
personas populares posando en photocalls para mostrar su apoyo a la
lucha contra la enfermedad y su solidaridad con las mujeres que la sufren. Se
trata del tumor más frecuente en la mujer y se ha convertido en una enfermedad
muy mediática. Por eso quizá a muchos les parecerá inoportuno mi texto de hoy.
A mí, por el contrario, me parece el contrapunto necesario en esta efeméride.
A raíz de lo que estoy a punto de revelarle, seguramente me intentarán
presionar para que deje de difundir mis boletines e incluso algunos pensarán
que estoy poniendo en riesgo la salud pública.
En todo caso, me veo recibiendo decenas de mensajes de odio acusándome de
querer “dejar morir a las mujeres”.
Sin embargo, mi conciencia me obliga a poner negro sobre blanco y decirle que
le están engañando: le están mintiendo sobre la importancia de la detección
precoz del cáncer de mama.
Estudios científicos rigurosos e independientes
¿Le parece exagerado mi tono? Es que
la situación lo requiere.
Estudios científicos de lo más riguroso y avanzado exponen hoy en día que podría
resultar inútil -y hasta peligroso- someterse a pruebas de detección precoz del
cáncer de mama.
Por lo tanto, es incomprensible que las autoridades sigan financiando campañas
a gran escala en favor de la detección del cáncer de mama sin informar al público
de la intensa controversia que hay entre los expertos respecto a este tema.
La controversia ha llegado a las autoridades mundiales de la medicina, que se
basan en la documentación de Cochrane Collaboration, un grupo de 31.000
médicos y científicos repartidos por 120 países que ha recopilado la base de
datos más extensa del mundo sobre estudios médicos realizados aleatoriamente a
doble ciego, la regla de oro de la investigación. (1)
Recuerde que en los estudios a doble ciego, ni las personas que son sometidas a
estudio ni los investigadores saben quiénes son el grupo de control y quiénes
se están sometiendo a la prueba. De esta forma, se elimina el posible sesgo del
investigador y también el de la sugestión de los investigados. Sólo se sabe qué
individuos estaban en cada grupo cuando se analizan los datos para obtener
conclusiones.
Cochrane Collaboration no es ningún laboratorio oscuro o marginal. Sus
obras han obtenido reconocimiento internacional y se publican en las revistas
médicas más exigentes (en particular, el British Medical Journal).
Asimismo, ocupa un puesto en la asamblea de la Organización Mundial de la Salud
(OMS). (2)
El Dr. Peter C. Gøtzsche es sin duda el mejor especialista mundial en detección
de este tipo de cáncer. Es profesor de investigación clínica en la Universidad
de Copenhague (Dinamarca), y es también autor del libro titulado “Mammography
screening: truth, lies and controversy” (Detección por mamografía:
verdades, mentiras y controversia), publicado el año 2012. (3)
Y esto es lo que explica en un documento de 84 páginas publicado hace unos
meses por Cochrane, "Screening for breast cancer with
mammography (review)" (en español, "Mamografías de control para
detectar el cáncer de mama"). (4)
Las pruebas de detección precoz aumentan el riesgo de
fallecimiento en las mujeres que gozan de buena salud
Lo que acaba
de leer le parecerá increíble pero, sin embargo, es absolutamente cierto. Ahora
verá por qué.
Las cifras de cáncer de mama son casi las mismas en todos los países occidentales.
A lo largo de un periodo de 10 años, 3 de cada 1.000 mujeres mueren de cáncer
de mama.
Durante mucho tiempo, se creyó que la detección sistemática permitía reducir
esta cifra a 2 de cada 1.000. Dicho de otro modo, de cada 1.000 mujeres se
salva una vida cada 10 años. Esta cifra proviene de un estudio sueco en 600.000
mujeres publicado en 1993 por The Lancet. (5)
Una vida cada 10 años parece muy poco, pero algo es algo, y esa cifra, aunque
minúscula, parecería justificar las campañas masivas de detección precoz.
No obstante, la medicina ha hecho importantes avances, y sabe tratar mejor el
cáncer de mama en una fase avanzada.
Según una revisión de los estudios que data del año 2002, el número de
fallecimientos por cáncer de mama gracias a la detección precoz ya no es más
que de 1 de cada 2.000 cada 10 años.
Pero, por desgracia, estos resultados no se obtienen sin causar importantes
daños colaterales.
Las pruebas de detección precoz del cáncer entrañan riesgos que anulan el
beneficio e incluso provocan, al final, un aumento del riesgo de morir de
cáncer o de enfermedad cardíaca en las mujeres que gozan de buena salud y que
se someten a ellas.
Veamos por qué.
Los importantes daños colaterales de las mamografías
El objetivo de la detección precoz
del cáncer mediante mamografías es descubrir los pequeños focos cancerosos en
la mama, que no se pueden ver a simple vista, ni palpándose.
El problema es que las técnicas de imagen y análisis actuales no permiten
distinguir las células cancerosas peligrosas, que evolucionarán en un cáncer de
mama, de las demás células.
De hecho, todos tenemos células cancerosas en el cuerpo, basta con buscarlas y
buscarlas y las terminaremos encontrando.
Por suerte, estas células desaparecen por sí solas la mayor parte de las veces,
sin ni siquiera darnos cuenta.
En el caso del cáncer de mama, es perfectamente normal que una mujer
desarrolle, en un momento u otro, lo que se llama un carcinoma de mama in
situ o “pseudocáncer”. Las células cancerosas se encuentran en los canales
o lóbulos del seno, donde, en la mayoría de los casos, son prudentes y no
franquean la membrana basal.
Ni se atacan los ganglios linfáticos ni hay metástasis a distancia (es decir,
cuando el tumor se expande y progresa fuera del órgano que generó el cáncer).
Lo normal es que el carcinoma sea eliminado de manera natural, sin causar el
más mínimo dolor, estrés ni peligro. O, en todo caso, el carcinoma crecerá con
tal lentitud que nunca se llegará a convertir en cáncer y la persona, cuando
fallezca, habrá sido por otra causa.
Sin embargo, si tiene la desgracia de someterse a una prueba de detección
precisamente en ese momento, su médico pronunciará ante usted las palabras
fatídicas: “tiene cáncer”.
Miles de sobrediagnósticos todos los años
De cada 2.000 mujeres examinadas con
regularidad durante 10 años, 10 de ellas reciben esta ingrata sorpresa. Se
declaran cancerosas y reciben un tratamiento inútil a pesar de gozar de buena
salud.
Gracias a un estudio de 2009 publicado en el British Medical Journal, se
estima que más de la mitad (el 52%) de los cánceres diagnosticados por
mamografía son sobrediagnósticos. Dicho de otro modo, un “cáncer” diagnosticado
cuando no se habría manifestado en ningún momento de la vida del paciente, y no
habría modificado ni su calidad de vida ni la duración de la misma. (6)
Estudios norteamericanos, suecos y noruegos sugieren que la mitad de los
cánceres descubiertos en las pruebas de detección precoz habrían desaparecido
por sí mismos si no se hubieran tocado, sin ningún tratamiento. (7)
Y, perdón por insistir, pero estas informaciones no proceden de un oscuro
autoproclamado especialista, sino que proceden de las revistas médicas más
prestigiosas del mundo, Lancet y British Medical Journal, que son
autoridad en el propio seno de la medicina convencional.
En el ámbito de un país como España o cualquiera de nuestro entorno esto
representa miles de casos todos los años, debido a la detección a gran escala.
En España en concreto, cada año son diagnosticadas 22.000 mujeres de cáncer de
mama. (8)
Consecuencias nefastas
Una vez que la mamografía da
positivo, no hay que hacerse ilusiones: con mucha probabilidad todo acabará con
una tumorectomía (extirpación quirúrgica) que de todos modos irá seguida de
rayos (radioterapia) o incluso en una mastectomía, es decir, una amputación del
seno, quimioterapia, radiaciones… con todo lo que implica en términos de:
- dolores
- riesgos en la operación
- efectos secundarios (aumento
del riesgo de muerte por cáncer o enfermedad cardíaca)
- traumas psicológicos
Este último punto (los traumas
psicológicos) no hay que desestimarlo, ya que incluso quizás es el más
importante. Y es que las personas declaradas “cancerosas” reciben la noticia
como un mazazo, caen en grandes angustias, depresión, e incluso tienen
pensamientos suicidas, con consecuencias a menudo catastróficas para su carrera
profesional y su vida familiar.
Pueden incluso sufrir un aumento del riesgo cardíaco.
Y todo ello en vano. De hecho, las primeras víctimas son la gran cantidad de
mujeres que reciben la llamada para someterse a exámenes complementarios tras
“falsos positivos”, es decir, diagnósticos que habrían indicado erróneamente
que quizás tienen un tumor.
Este caso está lejos de ser anecdótico. Según el Dr. Peter C. Gøtzsche, de cada
2.000 mujeres diagnosticadas durante 10 años, “más de 200 se someterán a un
importante sufrimiento psicológico, a ansiedad e incertidumbre durante años,
debido a los falsos positivos”, lo que representa, a escala de España,
decenas de miles de casos. (9)
Póngase en el lugar de su médico
¿Por qué los médicos, a pesar de
todo, siguen queriendo diagnosticar y operar?
Intentaré ponerle en contexto: su médico no puede adivinar, cuando la
mamografía revela la presencia de un carcinoma in situ, si éste va a
evolucionar en forma de cáncer o no.
Por desgracia, se ve obligado a hacer algo. El problema que debe afrontar es el
siguiente: si el carcinoma acaba evolucionando en cáncer, entonces es cierto
que es mejor retirarlo lo antes posible, mientras sea pequeño.
Para no “poner la vida de su paciente en peligro”, el médico es consciente de
que lo único que puede hacer es aconsejarle que se opere.
No puede asumir el riesgo de dejar que el carcinoma evolucione a un cáncer
infiltrante, es decir, un cáncer que supere la barrera basal y que invada los
tejidos vecinos. Así pues, se ve obligado a operar.
El diagnóstico sistemático implica un aumento del 30% de los tratamientos
contra el cáncer de mama, con los riesgos y los efectos indeseables que
implica. (10)
El diagnóstico aumenta el riesgo de extirpación de la
mama
El
sobrediagnóstico causado por la detección precoz aumenta el riesgo de
mastectomía (extirpación de la mama) en las poblaciones sometidas a diagnóstico
sistemático, con relación a las poblaciones que no llevan a cabo estas campañas
de forma masiva. (11)
Así pues, es falso afirmar, como se oye muy a menudo, que las campañas de
detección permiten salvar los senos de las mujeres. Lo cierto es lo contrario.
Diagnóstico generalizado de cáncer de mama
Es cierto,
me responderá, pero la detección de los pequeños carcinomas in situ y su
consiguiente extirpación debe incluir también a numerosos cánceres que sí
hubieran terminado siendo peligrosos y, por lo tanto, a fin de cuentas redundar
en una disminución del número de cánceres de mama en los estadios avanzados.
Pues bien, pese a lo sorprendente que pueda parecer, la respuesta es que la
detección precoz y la consiguiente extirpación no han implicado una disminución
de los casos graves de cáncer.
El número de cánceres de mama en estado avanzado (tumores mamarios de un tamaño
superior a 20 mm) no es en absoluto inferior en las poblaciones sometidas a
diagnóstico sistemático del cáncer de mama respecto a las demás.
Al contrario, el único país del mundo con una población claramente dividida en
dos grupos, uno sometido a medidas sistemáticas de detección durante mucho
tiempo y el otro sin someterse a ningún proceso de detección, ha constatado que
el número de cánceres de mama en los estadios 3 y 4 (estado avanzado) es menor
en el grupo sin detección.
Se trata de Dinamarca donde, durante 17 años, la mortalidad por cáncer de mama
ha disminuido un 1% al año en el grupo con detección y un 2% al año en el grupo
sin detección. (12)
Cabe destacar también que se trata en todo caso de un estudio reciente, de gran
amplitud, publicado en el British Medical Journal, reconocido
mundialmente por su alto grado de seriedad y exigencia.
¿Cómo es posible?
La mortalidad por cáncer de mama baja en todas partes
Este
descenso de la mortalidad por cáncer de mama, en realidad, afecta a todas las
mujeres, y es más fuerte incluso en las mujeres demasiado jóvenes como para
someterse a una detección (el 5 y 6% respectivamente en los dos grupos de
Dinamarca).
Esto se debe a la mejora de los tratamientos, en especial de los tratamientos
hormonales, al hecho de que las mujeres están más dispuestas a acudir a la
consulta en el momento en el que se detectan algo anormal en la mama, y a que
el diagnóstico y el tratamiento del cáncer de mama lo llevan a cabo hoy día
equipos especializados, que obtienen mejores resultados.
Así, un amplio estudio australiano ha concluido que la mayor parte, si no la
totalidad, de la reducción observada de la mortalidad por cáncer de mama se
debía a la mejora de los tratamientos hormonales y de quimioterapia. (13)
La detección: una fábula para niños de primaria
“El
cáncer es una bola de células enfermas que crece, crece y crece, invade un
órgano y luego se extiende por todo el cuerpo hasta que la muerte se apodera
del ser. Lo más seguro es retirar la bolita antes de que crezca... un golpecito
de bisturí y, ¡listo!, ¡se acabó el cáncer!
Gracias a los avances tecnológicos, hoy en día se detectan las bolitas,
llamadas tumores cancerosos, en el estadio microscópico.
¿Por qué ir en contra del progreso? Si todas las mujeres se sometieran a una
detección de modo habitual, todos los cánceres de mama se podrían retirar en un
estadio precoz y nadie más desarrollaría graves cánceres peligrosos. Se
evitarían decenas de miles de mastectomías (extirpación de las mamas). Se
salvarían miles de vidas.
Por eso, ¡viva el Progreso y viva la Medicina moderna! Y a partir de los 50
años, ¡todas a diagnosticarse!”
Éste es el mensaje que las autoridades sanitarias difunden en todos los países
desarrollados.
La detección del cáncer de mama se presenta como una solución evidente y
eficaz, que justifica su inclusión en la Seguridad Social (para lograr que más
mujeres se sometan a ella) e intensas campañas mediáticas organizadas
constantemente para que las mujeres mayores de 50 años vayan a hacerse las
pruebas cada dos años o incluso todos los años.
De hecho, presentado de este modo, un niño de 6 años comprendería de inmediato
el interés de la detección precoz del cáncer de mama.
Y justo por eso… ahí radica el problema. El cáncer es un tema extremadamente
delicado y complicado. Y la opción de la detección, tal como la presentan las
autoridades sanitarias y los programas de televisión, se aleja cada vez más de
lo que dice la ciencia.
Y por supuesto, ya no hablo de los aspectos financieros del tema que, en
realidad, no interesan demasiado a los ciudadanos de los países donde la
Seguridad Social asume los tratamientos. Aunque debe quedar patente que, para
la colectividad, se trata de una ruina.
Esto no quiere decir que haya que renunciar en su totalidad a la detección. Se
puede justificar en determinados casos en los que se presentan factores de
riesgo particulares, pero es una decisión individual, que se debe tomar tras
una reflexión madurada, con la ayuda de un médico abierto y bien informado
sobre las últimas investigaciones.
Usted puede obtener información fiable que le ayude a tomar la decisión
correcta descargándose el folleto editado por Cochrane sobre la
detección del cáncer de mama (es gratis y está en inglés; puede descargárselo
justo detrás de mi firma). Tómese el tiempo necesario para leerlo. Vale la
pena; por desgracia, los grandes medios de comunicación en este tiempo apenas
han hablado de él.
Según el organismo estadounidense de defensa de los pacientes, el US Center
for Medical Consumers, se trata de “la primera información honrada sobre
las mamografías escrita por profesionales de la salud”.
¡A su salud!
Juan-M. Dupuis,
P.D.: Folleto sobre las mamografías de detección precoz del cáncer de mama de Cochrane
Collaboration (en inglés): Puede descargárselo en este enlace
P.D.2: Si cree al igual que yo que el silencio de las autoridades sanitarias
ante los riesgos reales de la detección precoz del cáncer de mama es aberrante,
por favor, difunda este mensaje entre sus familiares, amigos y seres queridos o
comparta el artículo en las redes sociales. Muchas gracias.
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Fuentes:
- The Nordic Cochrane Centre.
- The Cochrane Collaboration.
- Gøtzsche PC. Mammography screening: truth, lies
and controversy. London: Radcliffe Publishing; 2012.
- “Screening for breast cancer with mammography
(Review)”, Gøtzsche PC, Jørgensen KJ. 2013. The Cochrane Collaboration.
- Nyström L, Rutqvist LE, Wall S, et al. Breast
cancer screening with mammography: overview of Swedish randomised trials. Lancet 1993; 341: 973-8.
- Jørgensen KJ, Gøtzsche PC. Overdiagnosis in
publicly organised mammography screening programmes: systematic review of
incidence trends. BMJ 2009; 339: b2587.
- Zahl PH, Gøtzsche PC, Mæhlen J. Natural history
of breast cancers detected in the Swedish mammography screening program; a
cohort study. Lancet Oncol 2011 Oct 11 [Epub ahead of print].
- Datos de la AECC (Asociación
Española Contra el Cáncer).
- Screening for breast cancer with mammography
(Review)”, página 5. Gøtzsche PC, Jørgensen KJ. 2013. The Cochrane
Collaboration.
- Gøtzsche PC, Nielsen M. Screening for breast
cancer with mammography. Cochrane Database Syst Rev
2009; 4: CD001877 (disponible en www.cochrane.dk).
- Gøtzsche PC. Mammography screening: truth, lies
and controversy. London: Radcliffe Publishing; 2012.
- Jørgensen KJ, Zahl PH, Gøtzsche
PC. Breast cancer mortality
in organised mammography screening in Denmark: comparative study. BMJ 2010; 340: c1241.
- Burton RC, Bell RJ, Thiagarajah G, et al. Adjuvant therapy, not mammographic screening,
accounts for most of the observed breast cancer specific mortality
reductions in Australian women since the national screening program began
in 1991. Breast
Cancer Res Treat. Epub 2011 Sep 29.