Democracia Real Ya: el movimiento del 15M o la spanish revolution. Consideraciones desde la filosofía política
Javier Monserrat
01/06/2011
A
mi juicio personal, este movimiento es una confirmación de cuanto quiero defender en mi blog “Hacia un Nuevo Mundo”: a saber, que estamos viviendo en un tiempo histórico en que se está produciendo la emergencia progresiva del nuevo protagonismo de la sociedad civil. El 15M es, sin embargo, sólo eso: una manifestación, un síntoma de algo que está intentando nacer pero que todavía no tiene entidad, porque ni sabe cómo nacer, ni qué hacer para alcanzar la entidad que querría tener. Es la contradicción entre el querer, el saber y el poder. Este movimiento se mueve sólo dentro de un puro querer que ni “sabe cómo”, ni “puede llegar a algo”. Ni siquiera es un “querer” definido que tenga una idea clara de lo que quiere representar. Más bien se trataría de la intuición de un querer […] es un nuevo anuncio de que la sociedad civil está en proceso de emergencia hacia un protagonismo socio-político que podría cambiar el rumbo de la historia.
Nace el protagonismo autónomo de la sociedad civil
1) En los últimos veinte años del siglo XX, y en lo que llevamos del XXI, nacieron una gran cantidad de organizaciones civiles y movimientos ciudadanos de todo tipo. En ellos [… ] estaban ya presentes la angustia ante un estado de sufrimiento insoportable, la urgencia ante el protagonismo civil autónomo que debe comprometerse en aliviar ese sufrimiento y la desconfianza en los partidos políticos y en las estructuras sociales establecidas.
2) Pero, más allá de los simples movimientos ciudadanos, comenzaron a aparecer pronto las ONG como nuevas formas de organización civil, independiente de los partidos políticos, que apuntaban siempre a resolver misiones altruistas, a veces en el entorno inmediato, a veces en el tercer mundo en los entornos mundiales de pobreza y subdesarrollo. Las ONG […] pronto quedaron atrapadas por el poder político (por su dependencia de las subvenciones) y por su propia burocracia organizativa. [… ]
El protagonismo civil presiona sobre las decisiones políticas
1) Finalmente la organización ciudadana derivó al nacimiento de ciertos movimientos orientados a ejercer una presión política. Presión para forzar la resolución política de problemas de pobreza y subdesarrollo en el tercer mundo. Me refiero, por ejemplo, al movimiento ATTAC o al movimiento para la promoción de la Tasa Tobin. Estos movimientos suponen, a mi entender, un cambio cualitativo en relación a las puras ONG, limitadas a la gestión de microproblemas sociales […]Sin embargo, a mi entender, […] son diseños conceptual y organizativamente pobres con pocas posibilidades de llegar a ejercer una influencia real importante sobre la historia, forzando los cambios que realmente se necesitan. […]
2) Además, el prestigio de la idea de “sociedad civil” –incluso como
contrapuesta a los partidos políticos– estuvo también en la base del nacimiento de un sin número de organizaciones o foros civiles, distintos de las antiguas organizaciones o colegios profesionales, cuyo objetivo era sin duda asociar a los ciudadanos como tales con el objetivo de poder ejercer una presión sobre el poder político […] suelen estar orientadas a intervenir en contextos sociales nacionales […] y su orientación política precisa (a favor y en contra de formas de actuación política nacional) es manifiesta y les confiere un limitado marco de actuación. […] Es posible que hagan algo útil y tengan una cierta influencia real en el campo que ellas mismas delimitan; no lo negamos. Pero será dentro de sus nichos sociales muy limitados y no poseen un diseño que permita esperar su contribución a la resolución de problemas globales de la humanidad.
Democracia Real Ya: el movimiento 15M, la spanish revolution
[…] Si hay algo que caracteriza al movimiento 15M es precisamente su oscuridad e imprecisión. Ni los protagonistas del movimiento saben en realidad lo que quieren con una cierta claridad que sea transmisible […] También aquí expongo mi propia valoración, también subjetiva, en el contexto de referencia propio de las ideas que defiendo en mi blog “Hacia un Nuevo Mundo”, dedicado precisamente a aportar ideas sobre algo que pienso decisivo en el tiempo futuro: la emergencia del protagonismo histórico de la sociedad civil.
1) Causas remotas. El evidente humus social que provoca el 15M es, sin duda, la penosa situación del paro juvenil o del estancamiento de las expectativas sociales en sectores mucho más amplios […] el funcionamiento y la lógica económico-financiera del mundo actual no responde. No es posible que esté bien diseñada si produce tanto caos y sufrimiento. […] Aparece una intuición de gran fuerza que dice a muchos que las cosas no son como debieran ser […] El 15M ha sido una convocatoria para manifestar un estado de indignación.
2) Cómo nace el movimiento 15M. Podría haber sido un movimiento espontáneo de personas vinculadas en redes sociales que deciden reunirse testimonialmente para mostrar la indignación que en las redes sociales, en parte promovida por el libro de Hessel, se estaba extendiendo a toda velocidad. Podría ser que estas personas fueran independientes y se tratara de una iniciativa puramente cívica, no apoyada por organizaciones políticas o sociales de más peso. Pero pudiera ser también que detrás de este movimiento se encontraran grupos de personas vinculadas a ciertas organizaciones radicales o a partidos políticos que han visto la ocasión ideal para sacar provecho. […] no tengo, hoy por hoy, una opinión personal […] Tampoco creo que sea decisivo para emitir las valoraciones que siguen.
3) Quiénes se reúnen el 15M en la Puerta del Sol. Según lo dicho, parece que, por una parte, acuden grupos germinales, preparados por una intercomunicación previa en las redes sociales. Pero en estas redes estaban ya probablemente también presentes grupos políticos radicales, pero no sólo, más o menos dentro de lo que en general se llama el anti-sistema […] Creo que cabe suponer que esas personas neutrales, libres, y no dependientes de organizaciones previas respondían más bien a una mentalidad que pudiéramos
llamar “progresista” […] Pero lo que vimos en la Puerta del Sol nos dice que hubo también mucha gente normal, pero sensible al caos actual, como eran muchos jubilados indigentes cuya presencia era patente.
4) Primeras declaraciones. […] Una de las cosas que más han influido, a mi entender, en la atención prestada a este movimiento fue el tono de las primeras declaraciones. Se dijo que a) no era una manifestación ni a favor ni en contra de ningún partido político, b) que había gentes de diversos partidos, c) que era una manifestación de ciudadanos, un movimiento ciudadano, d) que denunciaba una sociedad que no funcionaba, que producía la crisis económica y el sufrimiento de mucha gente, e) que exigía un cambio de las cosas que redundara en beneficio de los ciudadanos, f) un cambio que debía afectar al sistema como tal y g) hiciera posible una democracia real que realizara lo que los ciudadanos desean y que dejara de estar prisionera de los grupos de presión económica. […] observé que había jóvenes que insistían más o menos en estas ideas y que se esforzaban en que el movimiento no fuera identificado con otras cosas. Querían mantener lo que entendían como la “pureza” del movimiento. Se les veía incluso un esfuerzo por ser atentos y educados en su atención a la gente y a los media.
5) Declaraciones posteriores. […] Si había en Madrid algún grupo radical antisistema que no había acudido por despiste en los primeros momentos, seguro que ya estaba en la Puerta del Sol. Se construyeron las primeras tiendas de campaña y comenzaron las asambleas con la intención de que en ellas fuera naciendo la nueva ideología del movimiento. En consecuencia, se fueron produciendo otra serie de declaraciones que, a mi entender, incluían a) un sesgo marcadamente nacional (referido a la política española y a sus circunstancias) y b) una aparición de una serie de temas y propuestas socio-políticas que respondían ya claramente a la ideología de ciertos grupos políticos definidos en el marco general de las izquierdas, e incluso a las propuestas radicales del antisistema. […]
6) Metamorfosis del movimiento 15M y metamorfosis de la opinión pública. […] suscitaron también como dos actitudes de la opinión pública. El movimiento y la opinión pública sufrió una clara metamorfosis. La pureza del primer movimiento suscitó sorpresa y simpatía. La radicalización del segundo movimiento suscitó crecientemente desencanto y desapego.
Las “primeras declaraciones” produjeron la impresión de que se trataba de algo nuevo de gran interés: un movimiento espontáneo de la sociedad civil que quería asumir un protagonismo frente al sistema y los partidos políticos al servicio del sistema, aspirando a una nueva forma para organizar mejor el mundo y para hacer imposible el sufrimiento de una sociedad en crisis. Esta primera forma de enunciar lo que se pretendía con el movimiento tuvo un gran impacto en la opinión pública […]
Las “declaraciones posteriores”, sin embargo, fueron creando la impresión creciente de que se trataba ya de una historia conocida. A medida que fue aflorando la ideología ordinaria de los grupos radicales antisistema (aunque también mezclada con algún contenido menos radical) se desinfló la expectativa que habían creado las primeras declaraciones […] Sea esto dicho también añadiendo que la concentración fue en general pacífica, no agresiva, respetuosa y, dentro de todo, ordenada (con alguna excepción no controlada que no sería justo atribuir al movimiento como tal […]
7) Impresión general. Pienso que el movimiento 15M ha mostrado que el espíritu de quienes han participado y lo han promovido tenía en principio la intuición válida de que la sociedad civil, el ciudadano como tal, debía manifestar su indignación ante una sociedad que, ni en su sistema ni en su gestión política, está teniendo la calidad humana que cabría exigir de ella, de tal manera que, siendo una democracia, sin embargo, no da lugar al gobierno justo que el pueblo, la sociedad civil desearía. […] en su forma inicial, suscitó como la alucinación de que estaba naciendo algo que en realidad no nacía, tal como he descrito en el párrafo introductorio a este escrito. Pienso que quienes iniciaron el movimiento alumbraban el deseo de presentarse como pura sociedad civil, entendiendo que esto tenía una fuerza especial y nueva […] Sin embargo, la falta de consistencia intelectual del movimiento, así como la presencia masiva de grupos radicales, hizo que poco a poco fuera dominado por los estilos y por la ideología política de grupos radicales ya conocidos. En cuanto esto fue percibido, el apoyo de muchos que, a distancia, observaban este movimiento, desapareció de inmediato. […] Pasadas las elecciones se tiene ya la sensación de una anécdota que está a punto de terminar y a la que cabe atribuir un futuro escaso. […] su campo de acción es inevitablemente muy reducido, tanto menor cuanto que la población llegue a ver con claridad que se trata del mismo radicalismo antisistema que había mucho antes del 15M.
Valoración del 15M desde la filosofía política de la sociedad civil
Es obvio que, en mi caso, se trata de valorarlo desde la filosofía política de la sociedad civil que he expuesto en mi libro “Hacia un Nuevo Mundo. Filosofía Política del protagonismo histórico emergente de la sociedad civil”, cuyo contenido comento en el blog “Hacia un Nuevo Mundo” (en Tendencias21). Para mí, la importancia del movimiento 15M no radica en la fuerza o transcendencia futura que pueda adquirir como tal (que pienso que será muy limitada), sino en su carácter de ser un signo más de una “tendencia” creciente, manifiesta de mil maneras, que, poco a poco, irá haciendo que la sociedad civil se organice y se convierta en uno de los protagonistas decisivos de la historia en el siglo XXI. Para que este protagonismo sea eficaz y real deberá responder, a mi entender, a ciertas características y a un diseño que están todavía por surgir y que no responden a lo que parece significar el movimiento del 15M
1) Lo más importante de cuanto ha sucedido es que el movimiento 15M ha sido un balbuceo incipiente, pronto atrofiado y pervertido, de un protagonismo emergente de la sociedad civil. La percepción de que podría tratarse del comienzo de algo que todos presentimos –a saber, del despertar de la sociedad civil para asumir un protagonismo político cuya viabilidad es […] la “intuición presentida” de algo nuevo que se avecina, a saber, que la sociedad civil puede y debe organizarse para adquirir un protagonismo que le haga controlar las decisiones socio-políticas. Y, en definitiva, para hacer posible aquello que constituyó la aspiración esencial del mundo moderno desde la filosofía del Renacimiento: que la forma del gobierno de las naciones respondiera al sentir del pueblo, de la sociedad civil, a quien pertenece la soberanía, la capacidad última de decidir sobre sí misma, de acuerdo con la filosofía de los derechos del hombre y de los derechos de los pueblos. El 15M, truncado en sí mismo, es un signo premonitorio del eco sorprendente y masivo que podría tener en la sociedad civil la propuesta de un proyecto bien diseñado y dirigido que le hiciera jugar el protagonismo histórico que las circunstancias demandan. El 15M ha sido una llamada en falso; pero lo importante es darse cuenta del eco que ha producido. Es un indicio probable de la expectativa, de lo que he llamado la “intuición presentida” presente ya en nuestro tiempo, signo premonitorio del apoyo que recibiría el movimiento civil correctamente diseñado en el momento en que apareciera.
2) He expuesto la hipótesis filosófico-política de que nuestro tiempo es un tiempo excepcional.
A) En él se está produciendo la emergencia de un nuevo ideal ético-utópico de la sociedad, de la gente de nuestro tiempo, que no responde ya al ideal-ético utópico de la modernidad ni al ideal ético-utópico del comunitarismo en ninguna de sus versiones (socialista-marxista, historicista o anarquista). Es una nueva sensibilidad que asume aspectos tanto de la modernidad como del comunitarismo, pero que es algo nuevo, no ideológico, que apunta a la resolución urgente y pragmática del problema del sufrimiento humano.
B) Ahora bien, ¿cuál sería el “proyecto de acción en común” que respondería a la lógica de esta nueva sensibilidad ético- utópica? Es lo que he llamado el “proyecto universal de desarrollo solidario” que conciliaría elementos de la modernidad-liberal con elementos del comunitarismo social-demócrata. Pero el cambio que hiciera posible un mundo más libre, justo y solidario, debería tener una dimensión internacional ineludible que respondiera a lo que confusamente se apunta hoy en diversos foros como el “nuevo orden económico internacional” que se intuye.
C) Pero la cuestión fundamental hace referencia a la forma en que podría promoverse la realización del “proyecto universal de desarrollo solidario” que demanda la sensibilidad de nuestro tiempo. Y aquí es donde entra la tesis fundamental de mi filosofía política: la argumentación que lleva a tomar conciencia de que las circunstancias históricas concurrentes producirán la organización de la sociedad civil, de una forma nueva no dada hasta ahora en la historia, para hacerse con el protagonismo, urgente y pragmático, de la promoción del “proyecto universal de desarrollo solidario”. Por tanto, ¿cómo debería organizarse la sociedad civil? Mi análisis de los rasgos que debería tener el movimiento civil para poder llegar con garantía a la gestión de sus objetivos me ha llevado a concebir precisamente lo que debería ser el proyecto de acción civil que he denominado Nuevo Mundo.
Lo llaman democracia y no lo es - Vuestra crisis, no la pagamos - No es una crisis, es un robo - El pueblo unido, jamás será vencido - Que no, que no, que no nos representan - No somos anti-sistema: el sistema es anti-nosotros - Si no nos dejan soñar... no les dejaremos dormir – Rajoy y Zapatero, mismos perros distintos collares. (Eslóganes y pancartas del 19-J)
3) Por consiguiente, ¿cómo y cuándo podría darse la emergencia de un verdadero protagonismo histórico de la sociedad civil para forzar las decisiones políticas que condujeran a más libertad, más justicia y más solidaridad? Por una parte, estoy persuadido de que hoy existe un gran movimiento emergente en que la sociedad civil está forzando la aparición de su nuevo papel histórico. En este artículo he hecho una pequeña historia de este proceso emergente. Entiendo que el movimiento del 15M es un episodio más, frustrado y en último término desorientado, de este proceso en que se constatan los conatos por constituir algo que la lógica de la historia está forzando y que acabará probablemente por triunfar cuando encuentre su diseño apropiado, el único que puede llevarle a transformar realmente la sociedad. Pienso pues que lo que acabe por triunfar deberá responder a las características de diseño que lo hagan posible. Es decir, no todo movimiento civil tendrá posibilidad de triunfar. Las revoluciones imposibles acaban siempre en el fracaso, y en la pérdida de un precioso tiempo histórico. Si no se sabe diseñar “revoluciones posibles”, y no se tiene la capacidad de gestionarlas con toda precisión, se perderá la ocasión de mejorar sustancialmente el mundo. A mi entender, y es lo que he expuesto con amplitud, no nacerá el nuevo movimiento civil si no se suscita la conciencia creciente reflexiva de la sensibilidad ético-utópica que aúna hoy mayoritariamente a los ciudadanos de nuestro tiempo. Tampoco nacerá si no se tiene un “proyecto de acción en común” preciso que refleje esa sensibilidad ético-utópica y que sea realmente viable. La sociedad civil no podrá comprometerse si no sabe por qué y para qué se compromete: tiene que tener objetivos viables formulados con precisión. […], el protagonismo de la sociedad civil sólo nacerá si se le ofrece una forma precisa, técnicamente bien diseñada, para poder jugar el papel determinante que le haga poder controlar la historia en una dimensión internacional. La forma que debería tener el movimiento civil, para que pudiera iniciarse algo que tuviera la posibilidad de prosperar, es lo que he llamado el movimiento de acción civil Nuevo Mundo.
Es sin duda creciente la conciencia de que el ciudadano, la sociedad civil, tiene en sus manos el poder para transformar la realidad y salir del caos actual controlado (o, más bien, descontrolado) por las oligarquías, las estructuras de dominación y los partidos políticos. La emergencia del nuevo protagonismo histórico de la sociedad civil es inevitable, es una dinámica esencial de la sensibilidad del hombre de nuestro tiempo. Pero la creación del “nuevo orden económico” es por su propia naturaleza algo que debe tener una dimensión “internacional”. Las iniciativas sociales que acaben por triunfar nacerán en un nicho local, pero deberán extenderse internacionalmente. Para ello deberán promover un proyecto de cambio (el proyecto universal de desarrollo solidario) que sea posible y realizable sin traumas. Deberá además ser un proyecto consensuable por una gran parte de la sociedad civil internacional. Sólo así el movimiento de acción civil será exportable universalmente y tendrá garantías de constituir algo que pueda realmente transformar la historia y contribuir a la lucha de la humanidad contra el sufrimiento y la indignidad humana. No es fácil diseñar algo que posea condiciones objetivas de diseño para poder triunfar. Y para ello los líderes civiles –que yo desearía que aparecieran pronto– llamados a modelar la nueva historia del siglo XXI deberán necesariamente pensar, trabajar los conceptos y concebir en sus mentes los proyectos que pueda realmente contribuir a transformar la realidad. Estos líderes deberán ser también mentes abiertas, capaces de romper con las ataduras conceptuales y emotivas con el pasado, un pasado sin futuro ya a la deriva de la historia, para abrirse a la nueva lógica que está emergiendo en nuestro tiempo.
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