martes, 21 de junio de 2011

Nostalgia helvética desde Castilla. 2ª parte.(La nación suiza.José A. Jaúregui. El Mundo 13-sept- 1994003)

JOSE A. JAUREGUI

El Mundo 13 sept 1994


La nación suiza.

QUE modelo estatal le gusta más: el suizo, el estadounidense, el alemán, el francés, el italiano, el británico?», pregunté a José Antonio Ardanza. «El suizo», me respondió, «porque se aproxima más a un modelo auténticamente federal» (EL MUNDO 7 de agosto de 1994). En esta misma entrevista le pregunté: «¿Es Castilla, León o Aragón una nación o nacionalidad histórica, o menos nación o nacionalidad histórica que Cataluña o Euskadi?». J.A. Ardanza: «Cuando se habla de la pluralidad nacional española, yo creo que es claro en el caso catalán: además la mejor garantía generalmente suele ser el idioma. Es claro en el caso vasco, al que naturalmente incorporo también a Navarra y a las regiones del norte que están en el sur francés».

Si leemos la Constitución Federal de la Confederación Suiza, encontramos un primer acto de fe nacional en el que se fundamentan todas las reglas del juego: «En nombre de Dios Omnipotente, la Confederación Suiza queriendo afirmar el vínculo entre los confederados, mantener y acrecentar la unidad, la fuerza y el honor de la nación suiza, ha adoptado la Constitución Federal siguiente».

Si JA Ardanza quiere adoptar para España el modelo suizo, debe revisar sus tesis antropológico-sociales sobre el significado de nación y de nacionalida, Otro tanto puede decirse del programa político de Jordi Pujol y sus «Paísos Catalans». Las Paísos Catalans, o sea, Cataluña, Valencia, Castellón, Alicante e Islas Baleares, si entiendo bien las tesis tanto antropológico-sociales como políticas de Jordi Pujol, forman y conforman la Nación Catalana y, «por consiguiente», -que diría FG- debería ondear su bandera nacional, la Senyera, en el edificio de Naciones Unidas. Pero los austriacos y los suizos que hablan el idioma de Goethe y de Marx no se sienten miembros de la «nación alemana» ni quieren bajo ningún concepto ver ondear cromo suya una bandera alemana en el «seno» o «concierto» de las Naciones Unidas. Felipe González, en una entrevista concedida a un periódico sensato, serio, razonable y, «por consiguiente», exento de conjuras «deslegitimizadoras» afirmó (El País, 4 de septiembre de 1994): «Que haya alguien que afirme solemnemente que España no sólo es un Estado sino una nación me parece una obviedad. Pues sí. Está en la primera línea del Preámbulo de nuestra Constitución». Que a FG se le escape como fugitivo el director general de la Guardia Civil, pase; que el Fiscal General del Estado y guardián de la Lex y del Ius sea nombrado ilegalmente, sea; que sólo se entere de toda la trama/trampa de Filesa por la prensa, y, además, por la prensa de la gran conjura, vale, pero, ¿no sabe el presidente del Gobierno de «la» nación que los nacionalistas que le mantienen en este puesto nacional, niegan y rechazan de plano es lo que FG califica como «obviedad»?

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