sábado, 30 de septiembre de 2023
Suspensión inmediata de la campaña de vacunación con quintas dosis contra el Covid 19. (Ángel Bidaurrazaga Vandierdonck )
domingo, 24 de septiembre de 2023
“La mayoría de los españoles”
“La mayoría de los españoles”
Interesante texto que está circulando por internet:
Qué equivocada está la gente que dice cosas del tipo: “En algún momento la gente en España se hartará de su empobrecimiento y de la corrupción y saldrá a las calles. Los españoles fueron grandes guerreros y conquistadores”
Hermano, los españoles que fueron grandes guerreros y conquistadores están muertos. La mayoría de los españoles hoy son los que han vuelto a votar al Gobierno que les mintió en todo, que se inventó un comité de expertos en pandemia y que les encerró en sus casas ilegalmente varias veces. Son los que han vuelto a votar a los de los ERE, a los que se gastaban el dinero de los parados en prostitutas y cocaína.
La mayoría de los españoles hoy son los vecinos que no hacen nada cuando a una abuelita le están ocupando la casa.
La mayoría de los españoles hoy son los que aplaudían en los balcones mientras cantaban y bailaban el “Resistiré” porque les dijeron que lo tenían que hacer mientras sus abuelos morían solos y a puñados en las residencias.
La mayoría de los españoles hoy son los que entraban a un bar con la mascarilla puesta, se la quitaban al sentarse y se la volvían a poner al salir porque les dijeron que lo tenían que hacer. Son los que iban caminando solos por la calle enfundados en su mascarilla.
Por tanto, la mayoría de los españoles hoy son incapaces de dudar de cualquier información que les dé su Gobierno. Se podrán estar muriendo de hambre que dirán: “Por lo menos, no gobiernan los otros”.
Así que olvídate de que esa gente haga nada, es imposible ya que la mayoría de los españoles hoy ni son guerreros ni son conquistadores, todo lo contrario, son personas sin valor, serviles y obedientes, con más miedo a quedarse fuera de la mayoría que a que su familia se pueda morir de hambre.
¿QUÉ NOS QUEDA ENTONCES?
Lo más importante, Dios. Ánimo, hermanos, con Él seguro que venceremos, sin Él, seremos carne de cañón dispuesta a ser triturada por la máquina del mundo.
Anónimo
"Si el Señor no construye la Casa, en vano trabajan los
que la construyen " (Salmos, 127,2).
En la Edad Media, ¿trabajaba mucho o poco un campesino?
En la Edad Media, ¿trabajaba mucho o poco un campesino?
David Ruiz Marull 24 de septiembre de 2023
Llévese seguramente una sorpresa leyendo este artículo.
¿Cuántas semanas de descanso van a tener este verano? ¿2, 3, todo un mes? En pleno Antiguo Régimen (entre los siglos XV y XVIII), en España las vacaciones sumaban alrededor de cinco meses al año, según explica la historiadora Juliet B. Schor, autora del libro The Overworked American: The Unexpected Decline of Leisure .
En pleno Antiguo Régimen, en España las vacaciones sumaban alrededor de cinco meses al año
El tiempo de asueto de los españoles era parecido al de los franceses, que tenían garantizados 52 domingos, 90 días de descanso y 38 festivos. Y el de ambos era superior al de los ingleses, que trabajaban alrededor de dos terceras partes del año.
“Uno de los mitos más extendidos del capitalismo es que ha reducido el trabajo humano. Se compara, sin embargo, la actual semana laboral de cuarenta horas con las de setenta u ochenta que se hacían en el siglo XIX”, señala Schor. Es a partir de este estándar que se ha creado el imaginario de que los campesinos medievales trabajaban de sol a sol. “Estas imágenes son proyecciones hacia atrás de patrones de trabajo modernos. Y son falsos”, concluye con rotundidad la investigadora.
Antes del capitalismo, la mayoría de las personas no trabajaba muchas horas. “El ritmo de la vida era lento, pausado y el trabajo era relajado. Nuestros antepasados pueden no haber sido ricos, pero tenían una gran cantidad de tiempo para el ocio”, señala. Además, contaban con un buen número de pausas durante sus jornadas laborales.
El Obispo de Durham James Pilkinton señalaba en un texto escrito en 1570 que el “hombre trabajador descansará mucho por la mañana; se pasa una buena parte del día antes de que venga a su trabajo; entonces debe desayunar, aunque no se lo haya ganado […]. Al mediodía debe tener su hora de dormir, luego su beber por la tarde y cuando llega su hora de la noche, arroja sus herramientas y abandona su trabajo”. Y estos ‘derechos adquiridos’ se aplicaban incluso en los picos de la cosecha.
Durante los períodos de inactividad, que representaban una gran parte del año, no era habitual que se cumpliera las horas regulares de trabajo
Durante los períodos de inactividad, que representaban una gran parte del año, no era habitual que se cumpliera las horas regulares de trabajo, apunta Juliet Schor. Además, era muy inusual que los trabajadores serviles tuvieran que trabajar todo un día para un señor. Cuando se hablaba de un día se referían en realidad a medio día, y si un siervo trabajaba un día entero, se contaba como dos “días de trabajo”.
El calendario medieval estaba plagado de festivos. Los oficiales, es decir, de la iglesia, incluían no solo las “vacaciones” largas en Navidad, Pascua y en verano, sino también numerosos días de santos y otros descansos. A estas celebraciones hay que añadir que a menudo había semanas de asueto para marcar eventos importantes de la vida (bodas, bautizos…).
Una estimación del siglo XIII revela que familias campesinas enteras no dedicaban más de 150 días al año a sus tierras. Los registros señoriales de la Inglaterra del siglo XIV indican un año laboral extremadamente corto, de 175 días, para los trabajadores serviles. Y los mineros solo habrían trabajado 180 días en el periodo comprendido entre los años 1400 y 1600.
“Cuando el capitalismo aumentó los ingresos de los trabajadores, también les quitó su tiempo libre. De hecho, hay buenas razones para creer que las horas de trabajo a mediados del siglo XIX constituyen el esfuerzo laboral más prodigioso en toda la historia de la humanidad”, concluye la investigadora.
En junio de 1930, el británico John Maynard Keynes aseguró durante una conferencia celebrada en Madrid que la “riqueza producida y los avances tecnológicos reducirían la jornada laboral de 2030 a tres horas diarias, 15 horas semanales”. Nos queda apenas una década para darle (o no) la razón a uno de los economistas más influyentes del siglo XX.
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