La inmigración, que ahora toca denominar migración porque parece que suena más elegante, es tan vieja como la humanidad. Sin embargo, esta actual masiva e indiscriminada, despliega algunos efectos verdaderamente prodigiosos en diferentes ámbitos, que conviene al menos esbozar en sus líneas generales, aunque debieran ser objeto de un estudio más pormenorizado.
Por ejemplo, en cuanto a los sentimientos de la población receptora, mientras más distante se halle un ciudadano del contacto diario con estos inmigrantes, más solidariamente entusiasmado se mostrará; un efecto que adquiere paradigmática encarnación en los políticos; pero que a su vez proyecta un reverso negativo contra cualquiera que la cuestione, que será considerado como un racista, xenófobo, fascista, lo peor de lo peor, etcétera.
Igual de milagroso resulta el efecto que convierte en buenos a todos los inmigrantes, por el solo hecho de ser inmigrantes. Y un prodigio se opera también respecto a sus cuerpos, pues aunque el mensaje oficial es que todos vienen de horribles situaciones bélicas y llegan cuasifamélicos, muchos se transforman en atletas con cuerpo de gimnasio capaces de trepar la muralla de King Kong.
Como gran prodigio es que, pese a sus terribles carencias, a muchos les broten teléfonos móviles nada más pisar nuestras costas; o que, pese la cercanía, ninguno llegue a acceder a Gibraltar.
Pero uno de los mayores prodigios es que, sin existir un efecto llamada (como bien sabemos porque nos lo repiten continuamente los políticos y las televisiones), asistamos a una avalancha de todo un continente esperando ansioso su turno a nuestras puertas.
El viaje a los infiernos de Sudáfrica: la masacre indiscriminada de los granjeros blancos
El país más desarrollado del continente lleva más de dos décadas de asesinatos selectivos de los granjeros blancos ante la indiferencia del gobierno, cuando no son alentados desde el mismo. La violencia general, los asaltos, violaciones y asesinatos están sumiendo al país en un agujero negro de difícil salida pacífica.
Llevaba tiempo oyendo de mano de otros periodistas y amigos interesados en el tema la peligrosa situación que está viviendo la comunidad agricultora blanca de Sudáfrica -los conocidos como afrikáner o bóer, el pueblo que consiguió vencer al hegemónico imperio británico a finales del s. XIX (Primera Guerra Bóer) y que después sufrió horribles matanzas a manos de los hijos de la Gran Bretaña en los primeros campos de concentración de la Historia durante y después de la revancha que se tomó la Reina Victoria (Segunda Guerra Bóer).
Como ante cualquier otra situación semejante, la primera postura que se toma es escéptica. ¿Cómo es posible una situación así en el país más occidental, culturalmente hablando, de África? ¿Por qué no se ha informado en ningún medio sobre esto? ¿Será cierto o es una campaña desinformativa más de las muchas que ocurren a diario en todo el mundo para ocuparnos mentalmente con otros asuntos en vez de centrarnos en los verdaderos problemas?
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La información accesible a través de organismos no gubernamentales es, sencillamente, demoledora. Los vídeos de grupos de autodefensa como Suidlanders que muestran el estado de anarquía que asola el país son estremecedores. Para corroborar todas estas informaciones y conocer más profundamente la situación real de los ciudadanos blancos de Sudáfrica Actuall ha contactado con Sebastiaan Biehl, investigador y periodista encargado de la comunicación de Orania, una pequeña comunidad blanca autogestionada al noroeste del país creada para protegerse de los continuos ataques por parte de la población negra.
Los comienzos de la persecución
La tensión actual es fruto de una escalada buscada por el poder. El tema se ha usado como arma política por numerosos líderes y los éxitos entre la población negra son más que evidentes aunque la tensión está llegando a puntos de guerra civil según señalan algunos analistas.
La violencia ya viene de antes, durante el fin del apartheid cuando en 1986 Winnie Madikizela-Mandela defendía la técnica del “necklacing” (poner neumáticos en llamas alrededor de los cuellos de los traidores y quemarlos vivos) para avanzar en la causa del anti apartheid. Ya entonces se pudo ver los tintes macabros que estaba tomando la situación.
El odio es un arma que se extiende como la pólvora, cuyas consecuencias son imprevisibles
El conflicto actual surge tras el fin del apartheid con la idea de partidos comunistas mezclados con supremacismo negro de llevar a cabo una expropiación masiva sin compensación de los territorios propiedad de los blancos. Aunque la idea es expropiar los métodos de producción como las granjas, el problema se ha extendido a cualquier propiedad privada por lo que algunos sudafricanos blancos vuelven a sus casas después del trabajo y se encuentran con sus casas invadidas o roban en sus tiendas una y otra vez ante la pasividad manifiesta de las autoridades, lo que lleva a muchos a dejar el país y cerrar negocios con la consecuente caída en la producción y el empeoramiento de la crisis económica. “Las expropiaciones se aprobaron en febrero y dieron un plazo de seis meses para discutir el tema por lo que antes de que acabe el verano se espera que sea ley”, explica Biehl.
El Estado ha perdido efectividad de manera evidente en los últimos 20 años. Los bóeres llevan más tiempo en esas tierras que la mayoría del resto de la población negra y las infraestructuras han sido creadas en gran parte por ellos. El partido en el poder, el African National Congress (ANC), se muestra inútil para explotarlas como es debido y llevar a cabo las reformas necesarias por la sangrante corrupción que ha llevado a la deuda del país a ser consideradada como “bono basura”.
Muchos tienen miedo de que se sigan los pasos de Zimbabue o Haití, donde al expulsar a la minoría blanca estos países dejaron de funcionar y la hambruna y las enfermedades diezmaron la población. Haití es el claro ejemplo de esto: hoy en día es uno de los países más pobres del mundo. Los blancos de Zimbabue son conocidos como rodesianos y su origen es británico, irlandés, bóer, griego y portugués.
El odio es un arma que se extiende como la pólvora, cuyas consecuencias son imprevisibles.
Este es un ejemplo de cómo sudafricanos negros amenazan al dueño de una propiedad argumentando que el Gobierno dice que todas las propiedades de los blancos son de ellos:
En 1993, el presidente de la liga joven del African National Congress Peter Mokaba -uno de los partidos políticos más radicales junto a Black First Land First de evidente influencia marxista cuyo símbolo es el puño cerrado en alto- se hizo famoso por corear la “Matad al bóer, al granjero” (Kill the Boer, the Farmer, en inglés). A pesar de que en 2003 la canción fue declarada por la Comisión de Derechos Humanos de Sudáfrica como “delito de odio”, se sigue cantando y sirviendo de motivación para asesinar impunentemente.
El 8 de mayo de 2011, su sucesor y una de las caras más populares entre los sudafricanos negros Julius Malema, dijo durante la campaña electoral que “los blancos son criminales y deben ser tratados como tal”. Esto lo dijo delante del presidente del país y de la ANC en ese momento, Jacob Zuma, y no tuvo consecuencias.
Pocas horas después de un discurso contra los blancos, mataron a una joven de 29 años de un disparo
Ese mismo año, Malema fue acusado de delito de odio por repetir otra canción titulada Dubula iBhunu (Dispara al bóer, en el idioma nativo). La canción que cantan las masas enardecidas desde hace décadas, Shoot the Boer, reza así en sus primeras estrofas:
Ayasab’ amagwala (los cobardes tienen miedo) dubula, dubula (dispara, dispara) ayeah dubula, dubula (dispara, dispara) ayasab ‘a magwala (los cobardes tienen miedo) dubula, dubula (dispara dispara) awu yoh dubula, dubula (dispara, dispara) aw dubul’ibhunu (dispara al bóer) dubula, dubula (dispara, dispara) aw dubul’ibhunu (dispara al bóer) dubula, dubula (dispara, dispara) aw dubul’ibhunu (dispara al bóer) dubula, dubula (dispara, dispara) aw dubul’ibhunu (dispara al bóer) dubula, dubula (dispara, dispara)
En este otro vídeo se ve a Malema cantando ‘Dispara al granjero’ pero cambiando “disparar” por “besar” para saltarse la censura:
El 5 de junio de 2012, el vicepresidente de la liga joven de la ANC, Ronald Lamola, dijo en público que los granjeros deberían “entregar sus tierras voluntariamente” y que “su seguridad no podría ser garantizada”. Pocas horas después de este discurso, mataron a una joven de 29 años de un disparo.
En el siguiente vídeo, numerosos políticos claman contra los blancos y amenazan su existencia:
Recientemente, Cyril Ramaphosa -antes de ser el actual presidente de Sudáfrica- llevó a cabo una campaña del miedo contra la población blanca argumentado que si no le votaban a él “vendrían de nuevo los bóeres a gobernar”. El cuento del lobo funcionó. “Ramaphosa podría ser mejor presidente que el anterior pero también apoya la política de expropiación total a los blancos sin ninguna compensación. Estamos muy desilusionados”, dice Sebastiaan Biehl.
El pueblo convierte la matanza de blancos en un festejo:
Orania, el oasis en el desierto
La comunidad de Orania es uno de esos lugares que no se ven en otros países de Occidente donde ciertas personas pueden vivir con mucha más autonomía que lo que nuestros gobiernos en Europa o en América nos permiten. Pagan sus impuestos, cumplen las leyes sudafricanas, pero ellos se autogestionan al estar en un lugar bastante apartado de todo núcleo poblacional importante. “Estamos siempre bajo escrutinio del gobierno aunque Orania nació en 1991, lo que significa que es más antigua que la actual Sudáfrica, ya estaba aquí cuando el nuevo gobierno llegó al poder en 1994”, señala Biehl refiriéndose al primer gobierno negro del comunista Nelson Mandela.
“Siempre se ha hecho mucha diplomacia, con Nelson Mandela por ejemplo, y otros políticos. Orania es parte de Sudáfrica, no amenazamos a nadie y queremos que se nos reconozca. Los afrikáner pertenecen a Sudáfrica”, apunta orgulloso. Biehl llegó a esta comunidad hace 13 años atraído por su capacidad de autogestión y por la idea que representa: “Defender la historia, las ideas y valores de nuestro pueblo afrikáner”.
El presidente de la comunidad es Carel Boshoff, “un tipo inteligente, educado y comedido”, explica Biehl
Como en cualquier otra comunidad, se han de cumplir unos requisitos. En este caso “ser cristiano, hablar afrikáner y defender su cultura”, señala, “no nos importa el color de la piel como algunos señalan, sino el que quieras de verdad pertenecer a esta comunidad”. Una afirmación que despeja las dudas sobre un posible racismo, una etiqueta muy habitual hoy en día si eres de origen europeo, pero que no se suele aplicar en sentido contrario.
La organización es primordial. “Tenemos una especie de parlamento, el Consejo Representativo de Orania, que es elegido por los adultos del lugar, pero también hay un Consejo de la ciudad que está enfocado en la organización el día, como si fuera un ayuntamiento (gestionar alojamientos, seguridad, basuras…)”, explica. “Tenemos seguridad privada por la que pagamos y también cooperamos con la policía más cercana. Prácticamente no existen crímenes en Orania y la seguridad está más enfocada al correcto funcionamiento de la comunidad que al castigar a los miembros”. El pueblo más cercano está a 40 kilómetros, su situación geográfica es peculiar.
El presidente de la comunidad es Carel Boshoff, “un tipo inteligente, educado y comedido”, según apunta Biehl. Estuvo en política y fue presentador de televisión, actualmente da también clases en el colegio.
Desde comienzos de año ha habido más de 100 ataques. Me intereso sobre la falta de seguridad. “Hay dos grandes problemas. El primero es que la policía es altamente ineficiente, hay una gran corrupción y muchas veces dan más cobertura a la ANC que a otros. El segundo es que los políticos no están comprometidos en cesar la violencia. Cuando se les plantea el problema siempre responden con que también los negros mueren. Existe ese racismo antiblanco, como que no importa que mueran personas y más si son blancas”, se queja amargamente.
Las estadísticas apuntan a un genocidio
Los asesinatos empezaron ya en 1991 con la llegada al gobierno de Nelson Mandela y en 1994 eran considerados como prioritarios para las fuerzas de seguridad. Por aquel entonces y hasta 2007 funcionaba el ‘sistema comando’, milicia de voluntarios desplegada por el gobierno para ayudar a las fuerzas de seguridad para llevar a cabo su misión, en especial en las zonas apartadas y rurales. El gobierno en 2007 eliminó esta unidad con la promesa de crear otra fuerza semejante, pero nunca se ha hecho.
Justo desde ese año, el gobierno ha dejado de publicar estadísticas de los blancos asesinados por lo que organizaciones sin ánimo de lucro como AfriForum se dedican a recabar la información que pueden. En 2007 el número de asesinatos aumentó en un 25 por ciento y en las últimas dos décadas el número de granjeros blancos en Sudáfrica ha decaído de 60.000 a 35.000, casi la mitad.
Un informe de AfriForum sirve de referencia sobre los ataques y los asesinatos teniendo en cuenta que el gobierno oculta deliberadamente los datos. En 2010 hubo 115 ataques y 64 asesinatos; en 2011, 96 ataques y 48 asesinatos; en 2012, 174 ataques y 53 asesinatos; en 2013, 231 ataques y 59 asesinatos; en 2014, 279 ataques y 61 asesinatos; en 2015, 318 ataques y 64 asesinatos y en 2016, 334 ataques y 64 asesinatos. En el 19 por ciento de los incidentes, se robaron armas o munición y en el 24 por ciento se robó el coche de la víctima.
Como se puede apreciar en la gráfica, los ataques aumentan año tras año desde 2011 y los asesinatos también.
Sebastiaan Biehl explica que “la mayoría de los dueños de las granjas viven en ciudades y van a trabajar a ellas porque es peligroso quedarse por la noche. Algunos granjeros blancos sí que lo hacen, pero están completamente rodeados por población negra en una proporción de 100 a 1 por lo que no hay nadie que pueda ayudarte si te atacan. Suelen estar a unos 10 kilómetros unas de otras y eso es un problema”. Ernst Roest, el director general adjunto de AfriForum, señala que estos asesinatos de granjeros blancos llaman especialmente la atención porque son “muy diferentes a los crímenes normales”. Primero por su “frecuencia inusitada”, el Instituto de Estudios sobre Seguridad (ISS en sus siglas en inglés) ha calculado que este tipo de asesinatos ascienden a 98,8 por cada 100.000 habitantes cada año. Esto supone el doble de asesinatos de policías, cuatro veces la media de asesinatos del país y 17 veces la media mundial de asesinatos. El total asciende -teniendo en cuenta la falta de estadísticas oficiales por lo que se prevén muchos más- a 1.610 asesinatos y 6.122 ataques desde 1990 (datos fechados en 2014).
El país es principalmente agrario y las granjas se encuentran en numerosas ocasiones alejadas decenas de kilómetros de cualquier vecino o comunidad
Segundo, por sus “increíbles niveles de brutalidad”. Los asesinos se ceban con sus víctimas y se han producido escenas dantescas: a algunas víctimas les han sacado los ojos en vida y les han crucificado; a algunos niños les metieron en agua hirviendo de tal forma que se desprendía la carne de los huesos; se dio el caso de una mujer embarazada a la colgaron boca abajo y abrieron su vientre para sacar al niño todavía vivo y matarlo a palos mientras su madre agonizaba…
Tercero, la “importancia del rol de los granjeros en Sudáfrica”. El país es principalmente agrario y las granjas se encuentran en numerosas ocasiones alejadas decenas de kilómetros de cualquier vecino o comunidad por lo que son necesarias para mantener el empleo en estas regiones. Los granjeros son empleadores y juegan un especial papel a la hora de crear empleos, asegurar la alimentación básica de la población y la economía.
Vean una muestra de los ataques a lo largo y ancho del país:
Para ilustrar mejor la situación, observe el lector estos tres vídeos representativos del nivel de violencia general recopilados por el grupo de autodefensa Suidlanders. Llama la atención que en los grandes medios de Occidente exista un bloqueo informativo total sobre este tema:
Algunos de los casos más dramáticos
Andre Van der Merwe, 49 años, estaba en su casa el 30 de abril de 2011 cuando escuchó un ruido en el porche sobre las 20 horas y salió a ver qué ocurría. Tres hombres le asaltaron y le dispararon en el pecho, en la espalda y en la cabeza. Robaron los objetos de valor de la casa y, agonizante, le ataron a su vehículo con el que le arrastraron durante un kilómetro y medio hasta matarlo.
El matrimonio Enger, formado por Mohammad y Razia, dormía plácidamente en su cama el 12 de diciembre de 2013 cuando cinco hombres entraron por la ventana y les atacaron. A Mohammad lo ataron, apalearon, apuñalaron y torturaron con un hierro incandescente como el que se usa para marcar al ganado. A su mujer le quemaron las piernas y la apuñalaron. A una trabajadora de la granja familiar, Nonhlanhla Gumede, la obligaron a atar a la madre de Razia de 82 y posteriormente la violaron.
El asesinato de John y Bina Cross (77 y 76 años respectivamente) es uno de los más aberrantes. El matrimonio volvía a casa tras asistir al oficio religiososo el domingo 16 de abril del año 2000. A Bina la dispararon tres veces en las rodillas y en la espalda y, mientras agonizaba desangrándose, le arrojaron agua hirviendo por todo el cuerpo, lo que acabó con su último halo de vida. A John le dispararon en los riñones y le arrastraron por toda la casa hasta la bañera de su casa donde le ataron y le metieron el mango de la ducha por la boca mientras estaba vivo con agua al máximo de temperatura. Tras horas de sufrimiento, le dispararon en la cabeza con una escopeta. El forense determinó más tarde que le habían quemado todos los órganos internos, no había visto una muerte más horrible en su vida.
El matrimonio Potgieter y su pequeña hija de dos años sufrieron un tormento semejante a manos de cinco atacantes. Al marido, Attie, le apuñalaron 151 veces con machetes y cuchillos. Le encontraron con un tenedor atravesado en su garganta. A la mujer, Wilna, la mataron de un tiro en la cabeza a modo de ejecución. A Wilmien, la hija, la dispararon en el pecho y la dejaron desangrarse lentamente dentro de un cubo de basura.
Son solo cuatro de los miles de casos contabilizados hasta la fecha. Imagínense hasta qué punto los granjeros blancos de Sudáfrica están siendo masacrados. Mientras que su propio Gobierno mira para otro lado y las instituciones internacionales se cruzan de brazos, el genocidio blanco continúa.
Pregunto a Sebastiaan Biehl por qué no se van a países como Australia o Rusia desde donde se les han invitado para ser acogidos. “¿Con qué dinero?”, me espeta. “Muchos no podemos pagarnos una vida nueva pero, lo más importante, es que esta es nuestra tierra y estamos atados a ella. Irnos sería el fin de los afrikáner en Sudáfrica”.
El orgullo que mantiene en pie al último pueblo blanco de África.
España está inmersa en un golpe de Estado mientras Pedro
Sánchez se inspira en Venezuela y abre el camino hacia la ruina y la miseria
Alfonso Ussía* (R).-
España está inmersa en un golpe de Estado. Los golpistas están en el Gobierno,
en Podemos, en el comunismo, en lo que queda de la ETA, en el nacionalismo y en
el separatismo. Pero el golpe de Estado está triunfando gracias a muchos y muy
principales grupos de la comunicación, televisiones, radios, periódicos y
confidenciales. Lo que pretende Sánchez con el asesoramiento de Echenique de
pulverizar mediante un Decreto Ley la fuerza democrática del PP en el Senado,
es el principio del fin. Del fin de la libertad. Del camino abierto hacia la
ruina y la miseria, la copia de Venezuela. Lo de Franco es el guiñol para
entretener a los tontos.
El golpe de Estado se dibuja cada día que pasa con mayor precisión. Ni
Zapatero se atrevió a eliminar la libertad de expresión en RTVE, ni a ordenar a
una comisaria política afín a Podemos la exterminación de grandes e
independientes periodistas. Rosa María Mateo aplica sin piedad las órdenes que
recibe. Jamás creó nada. Fue una buena y agradable lectora de las noticias que
le escribían sus compañeros. Y lo hacía muy bien. Nadie se atrevió a pensar que
bajo esa máscara de simpática elementalidad se movía tan descarado
resentimiento.
Derrotar la fuerza de los votos en el Senado para impedir el veto del Partido
Popular, que obtuvo más de dos millones y medio de votos que los socialistas es
un golpe de Estado. Pero no se comenta en los informativos.
Impedir que la Guardia Civil y la Policía Nacional cumplan con su deber en las
fronteras de Ceuta y Melilla y arriesguen sus vidas y su integridad física por
bandas de invasores perfectamente armados y organizados, es un golpe de Estado.
Una voluntaria cesión de la Ley y la autoridad en beneficio de quienes buscan
que sólo su ley sea la vigente y sólo su autoridad la imperante. El comunismo,
que así se llama, hoy representado por una abrumadora minoría de los votos de
los españoles. Golpe de Estado.
El envoltorio, el papel de celofán brillante y atractivo para los golpistas y
los incautos, es el cadáver de Franco. Pero en el interior del envoltorio está
la amenaza.
España está a un paso de convertirse en una nación prebananera, que dará paso a
una República dictatorial de izquierdas. Y Europa en babia.
Un Gobierno que no respalda a sus jueces es un Gobierno que desprecia las leyes
en vigor. Y resulta curioso que la estrategia para alcanzar la República se
desarrolle mediantes Reales Decretos.
El Rey, cumpliendo estrictamente con sus atribuciones y obligaciones
constitucionales puede ser el protagonista de la más extravagante paradoja. Que
su firma en un Real Decreto abra las puertas de la Tercera República, que será
mucho peor que las dos anteriores.
Pero lo más sorprendente es la complicidad silenciosa de la mayor parte de los
medios de comunicación, públicos y privados.
Mucho Franco, que lleva muerto 43 años, mucho envoltorio, mucho debate, y del
golpe de Estado, nada de nada.
Ola de calor, maltrato de género en Almería, Trump en el abismo, al Real Madrid
le falta un delantero y al Barcelona le sobra un centrocampista. Y bla, bla, bla.
Pero de los planes golpistas, del amparo a los invasores en perjuicio de los
españoles que pagan sus impuestos, de la pertinaz campaña para desprestigiar a
la Corona, la Institución que nos devolvió la libertad y nos colocó en pocos
años en el mundo libre, la Monarquía que garantiza la unidad de todos los
territorios que conforman la nación española, nada de nada. Todo responde a un
gélido e inteligente plan de demolición de la Constitución Española para ser
sustituida por una cloaca con pretensión legal, redactada en bolivariano, el
mal acento del idioma de la quiebra, la cárcel y la tortura.
España está inmersa en un golpe de Estado, pero lo importante es conocer lo que
opina Lopetegui. Si alinea de titular a Navas o a Courtois.
O se reacciona a tiempo, o las consecuencias serán dramáticas.
17 de agosto 2017. musulmanes asesinan a 16 personas en Barcelona y Cambrils
Ocurrió un 11 de marzo de 2004. Terroristas islámicos asesinan a
193 españoles y Zapatero, contra todo pronóstico, gana las elecciones.
Los asesinos eran musulmanes, los perdedores son españoles del PP y los ganadores españoles del PSOE. A los islámicos no les pasa nada. Es más, comienzan a recibir más subvenciones de los españoles en pro de la multiculturalidad.
17 de agosto 2017. musulmanes asesinan a 16 personas en Barcelona
y Cambrils. Los independentistas –como acaba de verse de nuevo con
el primer aniversario y la encerrona al Rey de España- se revuelven contra la España cristiana, no contra el islam. Las familias de los asesinaos continúan viviendo en Ripoll.
Asesinatos mahometanos, víctimas españolas. Resultado: guerra civil entre españoles. Es la España cainita, en ningún otro país podría ocurrir esto.
En lugar de volverse contra los musulmanes nos revolvemos en una guerra
civil.
Ahora ha vuelto a suceder, cuando un mosso (mejor, una moza) se defiende
de un musulmán armado con un cuchillo y lo mata a tiros. La agente de los
Mossos ya ha sido denunciada por la familia del finado.
“España es la sabia Grecia, la imperial Roma, Inglaterra el corsario turco”. Son palabras del abuelo de Charles Darwin. No es el único. Recogemos una decena de testimonios de grandes historiadores que derriban la imagen secular de una España cruel, fanática y oscurantista.
“La leyenda negra fue una maniobra de propaganda de los protestantes, comenzando por el papel desempeñado por Antonio Pérez”.
“Destacó la actitud de la Iglesia católica en México, mucho mejor que la religión de los aztecas. También llevaron la rueda, el trigo o el caballo, que contribuyeron positivamente a la vida en el continente. Claro está que en el lado negativo destacaron las acciones bélicas, aunque ganaron las batallas con muy poca gente, una hazaña extraordinaria”.
Hugh Thomas (Inglaterra, 1931-2017), historiador.
“A nivel académico, todos los historiadores, sean o no españoles, están de acuerdo en subrayar que las acusaciones que contiene la Leyenda Negra son falsas, de mala fe y muy exageradas. En este aspecto hay unanimidad”.
“Una vez desaparecido el fundamento de la Leyenda Negra, permanecen prejuicios, por ejemplo, sobre la importancia o la influencia que pudo tener la Inquisición, la intolerancia, la poca disposición que se dice que tienen los españoles para las actividades económicas… Hay una serie de opiniones que circulan y que no merecen mención especial, pero que son muestra de la ignorancia que se tiene todavía, en varios casos, de España”.
Joseph Pérez (Francia, 1931), historiador.
“Es posible apreciar un claro cinismo al ver sustituida la contaminada palabra conquista por pacificación en las ordenanzas reales de 1573, pero la preocupación por el bienestar de los indígenas y la salvación de sus almas fue una constante”.
“Hubo muchas atrocidades, mucha crueldad, como suele pasar en cada conquista. Pero también hubo un empeño de la Corona y la Iglesia en proteger a los indios. La leyenda negra es el resultado de lo que pasó y de la publicidad del libro de Bartolomé de las Casas sobre la destrucción de las Indias, pero en parte también de lo que estaba pasando en Europa. Por ejemplo, el intento de España de suprimir la revuelta de los Países Bajos. Los Tercios de Flandes tenían fama de ser muy crueles. También fue fomentada por el protestantismo. La leyenda negra ha sobrevivido a la época del poder imperial y todavía sigue en pie”.
John Elliot (Inglaterra, 1931), historiador.
“En mis viajes por el inabarcable imperio español he quedado admirado de cómo los españoles tratan a los indios, como a semejantes, incluso formando familias mestizas y creando para ellas hospitales y universidades, he conocido alcaldes y obispos indígenas y hasta militares, lo que redunda en la paz social, bienestar y felicidad general que ya quisiéramos para nosotros en los territorios que con tanto esfuerzo, les vamos arrebatando”.
“Parece que las nieblas londinenses nos nublan el corazón y el entendimiento, mientras que la claridad de la soleada España le hace ver y oír mejor a Dios. Sus señorías deberían considerar la política de despoblación y exterminio ya que a todas luces la fe y la inteligencia española están construyendo, no como nosotros un imperio de muerte, sino una sociedad civilizada que finalmente que finalmente terminará por imponerse como por mandato divino. España es la sabia Grecia, la imperial Roma, Inglaterra el corsario turco.”
Erasmus Darwin (Inglaterra, 1731-1802), médico y filósofo; abuelo de Charles Darwin.
«Es inaudito. Los únicos en todo el mundo que se creen ya la Leyenda Negra a pies juntillas son ustedes, los universitarios españoles. Me abochorna.»
Henry Kamen (Birmania, 1936), historiador.
(La anécdota se produjo durante un curso de verano en El Escorial. Ante un público compuesto en su mayoría por universitarios, el hispanista trazaba un retrato objetivo, con luces y sombras, de Felipe II. Los jóvenes reaccionaron tildando al Habsburgo de tirano mezquino, rencoroso, fanático e hipócrita)
“[…] Los españoles no exterminaron a ninguna nación aborigen -como exterminaron docenas de ellas nuestros antepasados los ingleses- […]”.
” […] Entre el Cabo de Hornos y el Polo Norte no había ni una mala casucha inglesa ni un solo hijo de Inglaterra […] España […] Se desangró por una conquista tan enorme que ni aún hoy podría nación alguna dar hombres o dinero necesario para poner la empresa al nivel del progreso mundial […]”.
Charles F. Lummis (EEUU, 1854-1928), historiador.
“El mundo le debe (a España) haber logrado la recuperación de España para la Europa cristiana durante la Reconquista. Así como la extensión de la cultura occidental en su versión española al resto del mundo a partir del Descubrimiento de América. También los primeros brotes del Derecho internacional y la derrota del imperialismo napoleónico”.
Stanley G. Payne (EEUU, 1934), historiador.
“En el siglo XVI, en el inicio de la época moderna, cuando aún no había llegado la Ilustración, cuando Europa no tenía todavía dos o tres siglos de desarrollo intelectual a sus espaldas, españoles importantes y con influencia, como Francisco de Vitoria, Bartolomé de las Casas, toda la Escuela de Salamanca, preguntaban cuáles serían las cuestiones morales y legales que deberían reglar todo el proceso del imperialismo, del colonialismo. Eso es impresionante”.
“Con una historia así de impresionante hay muchísimos motivos para estar orgulloso de ser español. Vamos, hay muchos más motivos para estar orgulloso de ser español que de ser británico, o incluso francés”
Robert Goodwin (Inglaterra), historiador.
“La Humanidad debe gratitud eterna a la Monarquía española, pues la multitud de expediciones científicas que ha financiado ha hecho posible la extensión de los conocimientos geográficos.”
“Por virtud de un prejuicio muy generalizado en Europa hay la creencia de que se han conservado muy pocos indígenas de tinte cobrizo… En la Nueva España, el número de indígenas se eleva a dos millones, contando sólo los que no tienen mezcla de sangre europea… Y lo que es más consolador aún, habrá que repetirlo, lejos de extinguirse, la población india ha aumentado considerablemente durante los últimos cincuenta años, como lo prueban los registros de la capitación y los tributos”.
“Los monarcas de España, tomando el título de Reyes de las Indias, han considerado estas provincias lejanas más bien como partes integrantes de su monarquía, y como provincias dependientes de la Corona de Castilla, y no como colonias en el sentido que, desde el siglo XVI, ha significado esta voz para el resto de pueblos de Europa”.
“Ninguna ciudad del nuevo continente, sin exceptuar las de Estados Unidos, presenta establecimientos científicos tan grandiosos y sólidos como la capital de la Nueva España”.
“¡Esto debe saberse en Europa! Los mineros de la Nueva España son los mejores pagados del mundo, ellos reciben de seis a siete veces más salario por su labor, que un minero alemán.”
Alexander von Humboldt (Prusia, 1769-1859), geógrafo, astrónomo, naturalista.
“Los españoles tuvieron una clara superioridad sobre los demás pueblos: su lengua se hablaba en París, en Viena, en Milán, en Turín; sus modas, sus formas de pensar y de escribir subyugaron a las inteligencias italianas y desde Carlos V hasta el comienzo del reinado de Felipe III España tuvo una consideración de la que carecían los demás pueblos.” Voltaire (Francia, 1694-1778), escritor, historiador, filósofo.
Ya no vienen piratas berberiscos sino pateras cargadas de emigrantes que han pagado su viaje para llegar a España, a Europa.
En la costa del Mediterráneo hay de trecho en trecho unas torres antiguas que tenían la finalidad de vigilar si se acercaban embarcaciones de piratas berberiscos y defenderse de sus ataques e incursiones.
Cuentan que el gobernador de la Alhambra, Hurtado de Mendoza, preguntaba cada mañana: ¿hay moros en la costa?,pues cuando la guerra de las Alpujarras existía el temor de que llegaran refuerzos para apoyar el levantamiento morisco, de ahí la pertinencia de la pregunta que seguimos utilizando cuando queremos preservar nuestras acciones o palabras de ojos y oídos indiscretos.
Hoy nuestra preocupación no es que vengan moros piratas sino barquichuelos cargados de subsaharianos (o de donde sean), que llegan a nuestras costas y hay que sacarlos del agua y facilitarles una manta o toalla roja, comida, alojamiento y asistencia sanitaria.
Aunque la menor distancia entre España y África sea el estrecho de Gibraltar no tengo noticia de que llegue allí ninguna patera, ni que los de la Roca participen en el salvamento marítimo de estos emigrantes.
También nos preocupa la frontera con Marruecos de las ciudades de Ceuta y Melilla y nos defendemos, con poco éxito, de los asaltos a la valla, como camino para entrar en España.
Parece claro que cruzar el mar no es gratis y que existen organizaciones mafiosas que hacen su negocio y que están conectadas con diversas ONGs, que tienen hasta barcos, para asegurar que los que abonaron el precio del pasaje lleguen vivos a España, Italia o donde sea.
Cuando la burbuja inmobiliaria se veían bastantes africanos trabajando de albañiles pero hoy, después de recibirlos con toda solemnidad, los vemos de manteros o dedicados a la venta ambulante de baratijas y a cobrar la subvención del estado. También hay africanos acomodados que suelen ser buenos vecinos o deportistas de élite que no llegaron en pateras.
Mientras andamos enzarzados en nuestras encarnizadas luchas partidarias, España va envejeciendo. Como dice don Alejandro Macarrón, que ha publicado un libro que lleva el inquietante título “El suicidio demográfico de España”,somos un país envejecido con cada vez menos mujeres en edad fértil, que tienen apenas un solo hijo ─y cien mil abortos provocados─ pero esto no inquieta a los políticos como el deterioro demográfico es muy lento a ningún político se le piden cuentas de este desastre.
Dice también que si mejorara la natalidad no se notaría hasta dentro de 20 años, por lo que creo que carece de interés para los políticos que solo piensas en las siguientes elecciones y no en las futuras generaciones.
El problema del déficit de natalidad no es solo cuestión de ayudas económicas sino de una revalorización de la familia y de la maternidad.
Un ministro de trabajo en tiempos de Zapatero, puso en circulación lo de “papeles para todos” pensando que los problemas demográficos podían resolverse con los emigrantes y el multiculturalismo, lo que resulta improbable.
Dice asimismo el señor Macarrón, a quien merece la pena leer, que si no logramos compatibilizar el estado de bienestar con una natalidad suficiente, perderemos el bienestar y terminaremos desapareciendo.
Como es lógico si vamos desapareciendo seremos sustituidos por otros pueblos que estarán esperando simplemente a que nos vayamos muriendo de viejos.
Si no conseguimos revalorizar la familia estable y la maternidad, no les quepa duda de que lo que dijo Gadafi ocurrirá: conquistaremos Europa con el útero de nuestras mujeres.
La disolución de Europa en una sociedad multicultural, sin identidades nacionales, islamizada y con unos índices crecientes de pobreza y subempleo, es el objetivo a medio plazo de la Unión Europea y de la plutocracia mundialista.
SERTORIO
Todavía a estas horas la policía británica se resiste a informarnos sobre la ideología de Salih Khater, el conductor que embistió contra peatones y ciclistas en Westminster. Uno de los servicios de información más eficaces del mundo ha tardado más de veinticuatro horas en especificar que el ciudadano británico que provocó semejante caos era de origen sudanés y, tal y como parece reflejar su nombre, todo hace suponer que de religión musulmana. El escamoteo de lo obvio por parte de los voceros de las plutocracias europeas no sólo es ineficaz, sino que además resulta ridículo y casi cómico. Basta con que suceda un atentado y con que las autoridades no digan nada sobre su autor para que ya sepamos que es obra de musulmanes wahabíes, con o sin pasaporte europeo. El silencio de políticos, policías y periodistas es la mejor confirmación. Baste como muestra el caso de Rotherham, en el norte de Inglaterra, donde una red paquistaní de violadores abusó de unas dos mil menores inglesas nativas entre 1997 y 2013 con el silencio cómplice de policías y munícipes, que temían ser políticamente incorrectos. Sobre Rotherham no habrá películas, ni programas prime time en la televisión, ni lazos morados, ni Me Toos, ni feminismo militante del que toma las calles con La Manada.
Que el alud de inmigrantes islámicos es algo querido, fomentado y privilegiado por el establishment salta a la vista. Los millones de africanos a quienes los gobiernos y las ONGs animan a saltar las fronteras e instalarse en Europa proveen a la oligarquía dominante de una mano de obra muy barata, que sustituirá a los carísimos trabajadores nativos, a los que ya se empieza a diezmar con una legislación que premia la nula fecundidad, la disolución de la familia, la promiscuidad y el hedonismo vulgar. La disminución de la población originaria se verá compensada con la llegada de los muy baratos y fértiles reemplazos africanos, que formarán una casta inferior de subempleados, mientras lo que quede de los europeos será destinado a nutrir los cada vez más escasos cuadros medios, cuando no a descender directamente al nivel de la white trash americana.
Es decir, de aquí a dos generaciones, Europa Occidental habrá dejado de ser Europa. Su composición étnica habrá cambiado de tal forma que el islam será la religión dominante en el corazón de la difunta cristiandad. Realmente, el terrorismo wahabí no es necesario, basta con esperar poco menos de un siglo para que Francia o Inglaterra sean Dar al Islam.
¿Cómo se ha llegado a esto? Desde 1945 se ha combatido abiertamente la identidad de los pueblos de Europa mediante la represión del sentimiento nacional, el complejo de culpa –fomentado por las élites académicas–, la extensión del individualismo extremo y, sobre todo, una visión estrechamente economicista del mundo, que valora las políticas esenciales de los Estados en términos de beneficios y pérdidas.
La industria de la culpa, que achaca todos los males del mundo a la acción de los europeos, es la justificación moral de la intencionada desidia de las autoridades a la hora de frenar este rumbo suicida de nuestra civilización. En el pasado mes de julio, por ejemplo, se produjo un asalto violento a la frontera española en Ceuta; veinte agentes de la Guardia Civil fueron heridos por seiscientos asaltantes, los cuales emplearon métodos que implicaban una organización paramilitar. En cualquier nación dispuesta a defenderse, estos individuos habrían sido devueltos en caliente a su país de origen o encarcelados con graves cargos en su contra. Sin embargo, pese su evidente delito, se les acoge como refugiados y se les permitirá el tránsito a la península. Por lo visto, actuar de manera contraria sería racismo. ¿Se imagina el lector qué hubiera pasado si en una manifestación de españoles se agrediese de manera semejante a los agentes de la autoridad? ¿Por qué se pueden emplear medios de defensa contundentes contra los nativos que pagan sus impuestos, y no se hace nadacontra unos extranjeros indocumentados que asaltan nuestras fronteras? Buena parte de la respuesta está en la industria de la culpa, producto básico de las élites intelectuales en los últimos cincuenta años y esencial a la hora de explicar la inhibición psicológica de las autoridades. No nos queremos defender porque se nos ha educado en el autoodio, que ha conseguido el prodigio de que nos sintamos culpables hasta de la violencia que se ejerce contra nosotros. Recuerde el lector el aquelarre que se montó el año pasado por los bonzos de la izquierda catalana en Ripoll y Barcelona, tras los atentados de la Ramblas, donde a los asesinos islamistas se les consideró unos buenos muchachos, tanto que la culpa del atentado no era suya, sino de la sociedad occidental, es decir: nuestra.
La disolución de Europa en una sociedad multicultural, sin identidades nacionales, islamizada y con unos índices crecientes de pobreza y subempleo, es el objetivo a medio plazo de la Unión Europea y de la plutocracia mundialista que la controla. Sin naciones soberanas, divididas sus grandes ciudades en ghettos, sólo imperarán en el gigantesco mercado persa que nos espera el capitalismo salvaje y su administración oligárquica con sede en Bruselas. Las naciones soberanas tienen la «desventaja» de que sus gobiernos todavía responden ante el pueblo y son relativamente controlables por sus instituciones políticas, cosa que no pasa en las grandes organizaciones transnacionales, coto privado de financieros y burócratas. De ahí la campaña de extinción de las naciones europeas por parte de estos poderes, su cruzada contra los Estados y su coerción migratoria salvaje, que sirve para disolver las culturas originarias con la deportación-importación de millones de «nuevos europeos».
La lucha contra el caos migratorio y la islamización forzada de Europa no sólo pasa por medidas políticas (que no se toman) ni por sobornos a los países emisores. Tiene también la necesidad de un rearme cultural: un cambio de valores que sirva para poner fin al envenenamiento de nuestra civilización mediante los complejos de culpa y para acabar también con la apología de unas conductas que incitan al suicidio demográfico y que pisotean la tradición europea, que es el mejor remedio contra la peste de la corrección política. Y, sobre todo, el problema empezará a resolverse cuando los cálculos económicos se sometan a la soberanía e identidad de los pueblos.
Mientras no se actúe de esa manera, seguiremos esquivando coches sin frenos.
Su comentario origina la siguiente carta de un suscriptor de Actuall:
Señor Azpíroz:
Con todos mis respetos: ¿de verdad ha ejercido usted de político en este país, de verdad ha sido usted diputado en el Congreso?
¿Es que usted no se ha enterado de nada de lo que viene ocurriendo en política en el plano ideológico? ¿Cómo puede pretender alarmarnos de la ley LGBTI que nos quiere traer Podemos, cuando el PP de Feijóo, por poner un ejemplo muy directo, teniendo mayoría absoluta y sin habérselo pedido sus votantes, ni habiéndolo llevado en su programa electoral, aprobó una ley LGBTI absolutamente destructora para la familia y para el individuo?
¿Sabía usted que la ley LGBTI de Feijóo define a la familia como cualquier cosa que se nos ocurra en la que participe más de un individuo? O sea, que en Galicia hoy, usted y yo, gracias a las nuevas reglas introducidas por el colectivo gay, podemos constituir una nueva familia si nos viene en gana, durante unos minutos si es preciso, sin conocernos, en la que además podríamos adoptar a mi suegra como hija nuestra, o como hijo, no importando siquiera si ella es mayor que nosotros.
Lo cual quiere decir –como bien entenderá cualquiera que esté mínimamente avisado– que en Galicia el concepto familia (que era la presa a batir) ya fue dado en ofrenda a la progresía, y ya ardió en la pira de la izquierda más radical y revolucionaria (la revolución en la que hoy trabajan los enemigos del hombre es esta, y no es menos destructiva y criminal que la marxista o la bakuninista).
Por eso, yo le pediría, señor Azpíroz, que no nos alarme sobre lo que viene, sino que nos explique, ya que usted ha participado activamente en la política nacional, por qué se está imponiendo desde arriba, desde insospechados y oscuros mecanismos de poder, de forma tiránica y nada democrática, todo lo que le interesa al destructor mundo ‘progre’.
Aborto, eutanasia, ley LGBTI, ideología de género, todo esto y más nos lo cuelan desde arriba, bajo presión ideológica de la izquierda radical y del mundo ‘progre’, sabedores ellos de que les sería imposible imponer sus postulados de otro modo, proponiéndoselos abiertamente al ciudadano libre.
Y es esto lo que usted, señor Azpíroz, nos tiene que explicar, no otra cosa. Explique por qué, delante de sus narices, gente como Celia Villalobos o como Cifuentes, o como Gallardón o como Feijóo, han colaborado en extender las ideas revolucionarias del progresismo.
Explíquenoslo usted, por favor, que debería estar enterado, y a partir de ahí, avanzaremos.