«Al servicio de la Plutocracia» por Juan Manuel de Prada
«Al servicio de la Plutocracia» por Juan Manuel de Prada
para el periódico «ABC» publicado el 25/VI/2018.
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Nunca como en nuestra época las taumaturgias de los
demagogos habían ejercido tanta persuasión sobre las masas cretinizadas. Ahí
tenemos al doctor Pedro Sánchez, que ayer mismo, a la vez que hacía postureo
solidario en París, reclamaba la culminación de la unión bancaria, para
someternos (¡todavía más!) al capricho del Dinero. Resulta, en verdad,
enternecedor que las masas cretinizadas confíen en la «sensibilidad social» del
doctor Sánchez, sin advertir que es un perro caniche de la plutocracia (como,
por otra parte, lo han sido todos los dirigentes socialistas desde Suresnes),
cuyas únicas inquietudes sociales son las que figuran en la hoja de ruta del
mundialismo: extensión de los derechos de bragueta, promoción de las teorías de
género, fomento de un zurriburri religioso y cultural que afiance la apostasía
europea, etcétera. Pero si las masas cretinizadas no advierten que el currículo
del doctor Sánchez es tan verídico como el vello de Jacob, ¿cómo van a advertir
que es un perro caniche de la plutocracia?
Hay que reconocer, sin embargo, que las taumaturgias del
doctor Sánchez son muy resultonas. Sirve de botón de muestra la sórdida
exhibición de pornografía sentimental que propició la llegada del Aquarius. Un
gobernante que no fuese un perro caniche de la plutocracia y deseara
verdaderamente ayudar a esos desgraciados que cruzan el Mediterráneo huyendo de
la miseria, empezaría por recordar que el derecho a emigrar es subsidiario del
derecho que a toda persona asiste a arraigarse en su propia tierra y formar
allí una familia. Y así, luchando por la realización de ese derecho,
descubriría que la causa principal por la que estos desgraciados huyen de la
tierra en la que nacieron es la rapacidad económica del mundialismo, que a la
vez que esquilma los recursos naturales del continente africano favorece las
guerras que convienen a sus intereses, como se hizo -por ejemplo- en Libia. Un
gobernante que no fuera un perro caniche de la plutocracia también señalaría
algo que los misioneros que llevan décadas salvando almas en África saben
perfectamente: si el dinero que los estados europeos destinan a sus hipócritas
políticas migratorias (que no son más que un postureo solidario con una
repugnante trastienda de sobornos a regímenes como el turco o el marroquí, que
tapan nuestras miserias) se dedicase a favorecer el tejido económico de las
regiones africanas hoy condenadas a la diáspora, ese dinero actuaría como la
levadura en la parábola evangélica. Un gobernante que no fuera un perro caniche
de la plutocracia tendría, en fin, el valor de investigar la labor de las
organizaciones dedicadas, bajo máscara humanitaria, al rescate de estos pobres
desgraciados que se arrojan al mar en cayucos y pateras; y descubriría que, en
muchos casos, tales rescates se ejecutan muy cerca de las costas africanas,
bajo pabellones falsos y con intenciones muy oscuras.
Actuando así, un gobernante que no fuera un perro caniche de
la plutocracia lograría reducir la desbandada migratoria y las tragedias en el
Mediterráneo. Y, además, acogería como a auténticos hermanos a los africanos
que, pese a todos sus esfuerzos, no pudiesen sobrevivir en su tierra, como San
Pablo le pedía a Filemón que hiciese con Onésimo. Pero Filemón era un hombre
que quería salvar su alma, por lo que estaba dispuesto a hacer auténticas obras
de cariad y justicia. El doctor Sánchez, en cambio, sólo quiere salvar su
imagen, por lo que le basta con urdir taumaturgias que embauquen a las masas
cretinizadas, mientras trabaja el servicio de la plutocracia, favoreciendo lo
mismo el expolio del continente africano que la culminación de la unión
bancaria.
La Asociación Médica Mundial definió la eutanasia en 1987 como “el acto deliberado de dar
fin a la vida de un paciente”, y en enero de 2002, la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL) señaló que la eutanasia es una “conducta (acción u omisión) intencionalmente dirigida a terminar con
la vida de una persona que tiene una enfermedad grave e irreversible, por razones compasivas
y en un contexto médico”.
Lo que ocurre es que en la práctica, la eutanasia, más que por una solución piadosa ante el
dolor de un paciente, se justifica las más de las veces por razones utilitarias, para evitar gastos
innecesarios y costosos para la sociedad.
Tan eutanasia es inyectar un fármaco letal como omitir una medida terapéutica que estuviera correctamente indicada, cuando la intención y el resultado es terminar con la vida del enfermo
La SECPAL hizo una Declaración sobre la eutanasia, en enero de 2002, en la que se señalaba
que “la distinción activa/pasiva, en sentido estricto, no tiene relevancia desde el análisis ético,
siempre que se mantenga constante la intención y el resultado. Tan eutanasia es inyectar un
fármaco letal como omitir una medida terapéutica que estuviera correctamente indicada,
cuando la intención y el resultado es terminar con la vida del enfermo… Ante un paciente
en situación terminal lo que se hace o se deja de hacer con la intención de prestarle el mejo
r cuidado, permitiendo la llegada de la muerte, no sólo es moralmente aceptable sino que
muchas veces llega a ser obligatorio desde la ética de las profesiones sanitarias… Por el
contrario, cuando algo se hace o se deja de hacer con la intención directa de producir
o acelerar la muerte del paciente, entonces corresponde aplicar el calificativo de eutanasia”.
En sentido contrario a la eutanasia se encuentra el llamado “encarnizamiento terapéutico”
u “obstinación médica”, que la SECPAL define como “aquellas prácticas médicas con
pretensiones diagnósticas o terapéuticas que no benefician realmente al enfermo y
le provocan un sufrimiento innecesario, generalmente en ausencia de una adecuada
información”. Consiste en la administración de un tratamiento desproporcionado
al suministrar al enfermo cuidados inútiles o ineficaces para la curación, aumentando
las penalidades del curso de la enfermedad e ignorando el equilibrio entre el riesgo
y el beneficio de los tratamientos administrados.
Por ello, para evitar el sufrimiento en el trance final, en los centros sanitarios de cierta
entidad, frente al encarnizamiento terapéutico o la eutanasia, se han desarrollado unas
unidades especiales de Cuidados Paliativos, en los que participan profesionales de
diversas especialidades, mediante el suministro de los cuidados médicos, psicológicos
y espirituales, y bajo la óptica de que la muerte es un proceso natural y el fin irremediable
de la vida humana. Se trata de ofrecer un soporte médico justo al enfermo y a su
entorno familiar, eludiendo la eutanasia y el encarnizamiento terapéutico y proporcionándoles
todo lo que sea humanamente posible en las dimensiones física, psíquica y espiritual.
El servicio de Cuidados Paliativos atiende de manera integral para proporcionar bienestar físico, psicológico, social y espiritual al enfermo terminal y no sólo la ausencia de enfermedad física
Según explica Roberto German Zurriarain, en una excelente serie de artículos publicados
en su blog, el servicio médico de Cuidados Paliativos atiende al ser humano de manera
integral con el objetivo de proporcionar bienestar físico, psicológico, social y espiritual
al enfermo terminal y no sólo la ausencia de enfermedad física. Por ello, la solicitud de
atención profesional cálida y respetuosa con los derechos del enfermo en situación de
enfermedad terminal encuentra una respuesta comprometida en los Cuidados Paliativos.
Con este fin se pueden emplear sedantes o analgésicos en la dosis adecuada, aunque p
or ello se pudiera ocasionar indirectamente un adelanto del fallecimiento. El manejo de
tratamientos paliativos que puedan acortar la vida está considerado en la praxis médica
moralmente aceptable, siempre que medie un consentimiento explícito, implícito o delegado.
Es una actuación perfectamente ética y profesional, y distinta de la eutanasia, si se utilizan
las dosis adecuadas y la intención no es provocar la muerte. La Organización Médica
Colegial aprobó en febrero de 2009 una Declaración sobre “Ética de la sedación en la
agonía”, que entre otros puntos señala que “la frontera entre lo que es una sedación
en la agonía y la eutanasia activa se encuentra en los fines primarios de una y otra. En
la sedación se busca conseguir, con la dosis mínima necesaria de fármacos, un nivel de
conciencia en el que el paciente no sufra, ni física, ni emocionalmente, aunque de forma
indirecta pudiera acortar la vida. En la eutanasia se busca deliberadamente la muerte
inmediata. La diferencia es clara si se observa desde la Ética y la Deontología Médica”.
En el momento actual, en España no cabe una ley de eutanasia o de despenalización del
suicidio asistido, sino atender la imperiosa necesidad de una ley de Cuidados Paliativos.
La eutanasia, además de un atentado a la dignidad de las personas no cabe en la praxis
de los médicos de acuerdo con el código de Código de Ética y Deontología Médica de
la Organización Médica Colegial Española reformado en 2011, que en su artículo 36 señala
que “el médico tiene el deber de intentar la curación o mejoría del paciente siempre que
sea posible. Y cuando ya no lo sea, permanece su obligación de aplicar las medidas
adecuadas para conseguir el bienestar del enfermo, aun cuando de ello pudiera derivarse,
a pesar de su correcto uso, un acortamiento de la vida. […] El médico nunca provocará
intencionadamente la muerte de ningún paciente, ni siquiera en caso de petición expresa
por parte de éste”.
A nivel mundial, tan solo un 14% de las personas que necesitan asistencia paliativa la reciben y la necesidad seguirá aumentando
De acuerdo con un análisis de la situación en 2017 de la Organización Médica Mundial,
los Cuidados Paliativos constituyen un componente fundamental de los servicios sanitarios
integrados y centrados en la persona en todos los niveles de atención. Es decir, deben
atender al paciente enfermo en fase terminal de manera integral no sólo en lo que respecta
al bienestar físico, sino también al psicológico, social y espiritual. Su objetivo es aliviar
el sufrimiento, ya sea este debido al cáncer o cualquier otro tipo de enfermedad crónica
terminal o la debilidad extrema debida a la edad avanzada. Según la OMS los Cuidados
Paliativos están reconocidos expresamente en el contexto del derecho humano a la
salud, por lo que deben proporcionarse a través de los servicios de salud públicos, integrados
y centrados en la persona, que presten especial atención a las necesidades y preferencias
del individuo.
La misma organización señala que actualmente, a nivel mundial, tan solo un 14% de
las personas que necesitan asistencia paliativa la reciben y la necesidad seguirá aumentando
como consecuencia del proceso de la prolongación de la vida, el envejecimiento de la
población y la creciente carga que representan las enfermedades no transmisibles.
En España existen excelentes profesionales que se dedican a los cuidados paliativos.
Sin embargo, según un informe de la Asociación Española de lucha Contra el Cáncer (
AECC) la situación deja entrever déficits en la calidad, cantidad y disponibilidad de los
recursos a los que tienen acceso los pacientes en la fase de enfermedad avanzada y
sus familiares. Aproximadamente el 50% de los pacientes no tiene acceso a este tipo
de atención cuando le es precisa. A pesar de que una asistencia paliativa temprana
reduce las hospitalizaciones innecesarias y el uso de los servicios de salud.
Finalmente, según la SECPAL, el ratio idóneo de cobertura se establece en una Unidad
de Cuidados Paliativos (UCP) cada 80.000 habitantes. Sin embargo, en la actualidad
la mayoría de las comunidades autónomas españolas necesitan aumentar el número de
recursos para llegar a este ratio mínimo necesario. Lo cierto es además que el aumento
de recursos de Cuidados Paliativos conllevaría un ahorro, ya que evitaría ingresos en
urgencias, estancias hospitalarias y el uso de medicación innecesaria.
Votar al PP es votar al PSOE, votar a Ciudadanos es votar un vago y difuso
'progresismo de derechas'. Votar a Podemos... Oh, bueno, si alguien tiene
nostalgia de la Lubyanka creo que no perderá el tiempo leyendo esto,
y votar al PSOE de Sánchez es una de las peores mezclas imaginables.
Rivera le exige que no sea el candidato, para empezar a hablar. Pero Pedro solo quiere ser el
candidato, pisar la moqueta de la Moncloa, haber sido, siquiera por un rato, presidente del
Gobierno, entrar en los libros de Historia.
Sus barones -especialmente la ‘sultana’ de Andalucía, Susana Díaz- le imploran que no pacte
con los nacionalistas, o la que les va a caer en las próximas elecciones va a ser de órdago,
de que apague la luz el último en salir, que solo nos faltaba soplar sobre esas brasas. E Iglesias
dice que vale, que de acuerdo, pero que si fracasa tiene que dimitir. Iglesias pide dimisiones
con una alegría asustante, pero no entrega la suya ni harto de Macallan. Dijo que si no
le apoyaba más del 80% en su ridícula consulta sobre el casoplón dimitía, y ya ha anunciado
que sigue porque le vota una mayoría de las bases. Aquí el que no corre, vuela.
La idea, por lo demás, es que el que salga elegido en caso de triunfar la moción de censura convoque inmediatamente elecciones, y estaríamos en las mismas
La idea, por lo demás, es que el que salga elegido en caso -improbable- de triunfar la moción
de censura -sería la primera vez- convoque inmediatamente elecciones, y estaríamos poco
más o menos en las mismas. Solo que mil veces peor.
Votar al PP, lo han dejado ya diáfano, es votar al PSOE, es votar debilidad y cesión frente
a los nacionalistas, a los que se deja campar a sus anchas en Cataluña pese al 155 y con los que
se ha pactado Dios sabe qué para aprobar los presupuestos en el País Vasco.
Votar a Ciudadanos es votar un vago y difuso ‘progresismo de derechas’, el globalismo que
ya impera en casi todo Occidente, es decir, dos tazas de lo que rechazamos en el Partido
Popular. Ni siquiera su valiente postura frente al separatismo catalán es otra cosa que querer
mantener intacto el ‘paquete’ español antes de entregarlo obedientemente a Bruselas. Por no
La permeabilidad de las fronteras europeas queda de nuevo de manifiesto con la decisión del Gobierno español.
Europa vive en crisis permanente. Tras el final del tan traído sistema de cuotas, Bruselas es incapaz de articular un nuevo plan migratorio y los principales dirigentes se enfrentan a la oposición -cada vez mayor- del grupo de Visegrado y el nuevo Gobierno italiano. El pacto entre el M5S y Liga Norte ha permitido a Mateo Salvini alcanzar el Ministerio del Interior y una de sus primeras medidas ha sido cerrar los puertos a los barcos procedentes de Libia: “No seremos aliados de las mafias”, sentenció el italiano.
En España, Pedro Sánchez alcanzaba la presidencia del Gobierno tras sacar adelante la moción de censura contra Mariano Rajoy. Tras conformar un Ejecutivo lleno de rostros conocidos, el socialista necesitaba un golpe de efecto para contentar al progresismo. Entre tanto, Salvini rechazaba la llegada de un barco -el ya famoso Aquarius- con casi 700 inmigrantes a bordo a las costas italianas.
Sánchez aprovechó su oportunidad y, en un irreprochable gesto humanitario (después analizaremos sus consecuencias), ofreció al Aquarius el puerto de Valencia y a los inmigrantes que viajaban a bordo la posibilidad de permanecer 40 días sin control en nuestro territorio. El pasado domingo desembarcaron los últimos africanos que viajaban a bordo de la embarcación en la ciudad del Turia, donde eran recibidos por una masa mediática sin precedentes en Tarifa, escenario habitual de este tipo de escenas.
Tras una primera noche en Cheste, donde fueron atendidos por Cruz Roja, numerosos inmigrantes decidieron tomar la carretera para viajar a otras partes del país o incluso dar el salto a Francia. Emmanuel Macron se lavó las manos durante el rescate, rechazando acoger la embarcación en la costa mediterránea francesa o en Córcega, y no parece dispuesto a tramitar las solicitudes de asilo: “Tenemos que estudiar todas las claves”, sentenció.
Los inmigrantes tendrán un permiso especial de 45 días para legalizar su situación en cualquier país del espacio comunitario. Es decir, pasado ese plazo, a los que no cumplan ningún requisito para residir en España se les abrirán procedimientos para devolverlos a su país.
Los inmigrantes del Aquarius pueden optar por solicitar asilo para acceder a un estatus de refugiado o protección subsidiaria. Los que no encajen en estas figuras y se consideren migrantes económicos aún tienen la posibilidad de obtener un permiso por razones humanitarias si cumplen con algunas de las condiciones exigidas.
El funeral de Schengen
La decisión de Sánchez compromete el futuro del espacio de libre circulación. ¿Por qué? Vamos a la definición…
El espacio Schengen o espacio de Schengen es el área que comprende a 26 países europeos que han abolido los controles fronterizos en las fronteras comunes, también conocidas como fronteras internas. El espacio se creó en 1985 por el Acuerdo de Schengen y empezó a funcionar en 1995 para suprimir las fronteras comunes entre los países integrantes y establecer controles comunes en las exteriores de esos países. En la práctica, el espacio Schengen funciona en términos migratorios como un solo país, con una política común de visados.
¿Qué viabilidad tiene un espacio que conjuga los intereses de 26 países cuando uno de ellos decide acoger por su propia cuenta barcos procedentes del norte de África?
Sánchez y el Aquarius han comprometido su futuro en un momento muy arriesgado para la política comunitaria. Schengen vive en crisis permanente desde la oleada de atentados terroristas que ha sacudido Europa en los últimos dos años y medio. Los yihadistas se valieron de las lindezas del espacio de circulación para viajar de Siria a Bruselas con total impunidad. Numerosos dirigentes europeos han reclamado su suspensión, pero Angela Merkel y Emmanuel Macron no parecen dispuestos a dar el paso.
El ministro del Interior alemán, Horst Seehofer, exigió suspender el tratado de Schengen por tiempo indeterminado e intensificar el control de las fronteras en Alemania. “El control de nuestras fronteras tiene que mantenerse mientras la UE no esté en condiciones de proteger sus fronteras exteriores y eso es algo que no veo posible en un futuro próximo”, sentenció.
Más contundentes se han mostrado los líderes de Visegrado. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, pidió su suspensión en una carta dirigida a Jean-Claude Juncker: “Hungría no es un país de inmigración y no lo quiere ser. Tampoco puede aceptar que le obliguen a este cambio”.
“El concepto de solidaridad descrito en su carta no es otra cosa que una propuesta de convertir a Hungría en un país de inmigración, frente a la voluntad de los ciudadanos húngaros. Pienso que esto no es solidaridad, sino violencia”, aseveró.
La realidad de Libia
Siete años después del alzamiento rebelde contra la dictadura de Muamar el Gadafi, Libia es un gran supermercado del contrabando, dividido, sin gobierno y al servicio de las milicias, en el que se comercia con personas, combustible y armas y se violan los derechos humanos.
Barack Obama admitió que su mayor fracaso como presidente fue no pensar en las consecuencias de la intervención en Libia, después de la cual el país se vio sumido en el caos. El premio Nobel de la Paz, con la inestimable ayuda de Clinton, se dedicó a armar y financiar a decenas de grupos rebeldes, que después se han agrupado en clanes y han reclamado el poder en el país. Un escenario muy similar hubiera tenido lugar en Siria si finalmente hubiera caído el régimen de Bashar Al Assad.
Libia, la Libia que conocimos durante años, terminó con la muerte del tirano. Lo que pudiera parecer una incongruencia, pues las potencias occidentales encubrieron las Primaveras Árabes bajo el pretexto humanitario, se convirtió en una realidad a tenor de la situación actual del país. En realidad ya no existe país como tal, pues mafias migratorias y señores de la guerra se reparten el poder. En diciembre de 2015, y con la mediación de las Naciones Unidas, se formó un Gobierno de acuerdo nacional para intentar devolver la estabilidad y la paz al país. Sin embargo, este Ejecutivo, con sede en Trípoli, aún no ha podido consolidar su autoridad sobre el Estado, en donde existen varias facciones opositoras y otro Parlamento, con sede en Tobruk.
El país volvió a la primera plana mundial tras un reportaje de la BBC que mostraba la venta de esclavos en mercadillos de todo el país. “200 euros los más débiles, los otros te los dejo en 500”. Secuestrados y vendidos como esclavos, este es el destino final de muchas de las personas que llegan a la zona para cruzar el mar Mediterráneo atraídas por las ofertas de las hampas.
Esclavos a precio de saldo
“Capturados, mutilados y cocinados”. Así resumió Femi Fani-Kayode, exministro de Cultura de Nigeria, el destino final de los esclavos nigerianos que llegan a Libia.
Fani-Kayode lamentó y denunció la difícil situación de los africanos subsaharianos que llegan a la costa mediterránea con la esperanza de llevar una vida mejor en Europa, pero que son capturados y tratados como esclavos.
El exministro, que estudió leyes en la Universidad de Cambridge, aseguró que tres cuartas partes de las personas capturadas por bandas criminales y vendidas como esclavas en Libia en la región provenían del sur de Nigeria.
“Sus cuerpos fueron mutilados, sus órganos extraídos y luego son asados. ¡Asados vivos! Esto es lo que hacen los libios a los africanos subsaharianos que buscan un punto de tránsito hacia Europa. Los venden como esclavos y los asesinan, mutilan, torturan o los hacen trabajar hasta la muerte”, denunció.