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Cuando España 'diseñó' los Estados Unidos
Una exitosa muestra reivindica el legado de nuestro país en la construcción de la que hoy es la mayor superpotencia mundial, determinante en su urbanismo y sus tradiciones, especialmente en el Sur
A veces, los españoles nos quejamos de que los estadounidenses no saben nada de España. Pero, ¿qué sabemos los españoles de Estados Unidos? No mucho. Por ejemplo, no sabemos que ese país, que nos fascina -por lo bueno y por lo malo- es en buena medida un producto de España, de su Historia, y de su cultura. Como afirma en una conversación telefónica Manuel Lejarreta, secretario general de la Fundación España-EEUU, "los españoles desconocemos lo que hicimos en Estados Unidos".
Lejarreta sabe bien de lo que habla. En su actual cargo ha supervisado la exposición Diseñar América: el trazado español de los Estados Unidos, que, tras estar en la Biblioteca Nacional de Madrid en 2014, cruzó el Atlántico y ha pasado por Washington, Houston (Texas), y Santa Bárbara (California). El mes pasado, la muestra regresó a Texas, esta vez a San Antonio, donde fue inaugurada por los Reyes. En total, unas 20.000 personas visitaron la exposición en Madrid; en EEUU, la cifra ya ronda los 160.000. La Fundación - un grupo privado, creado en 1997, que preside José Manuel Entrecanales - no se esperaba que la iniciativa fuera a tener tanto éxito. Tras San Antonio, la exposición podría acabar quedándose permanentemente en EEUU en alguna universidad o centro cultural, explica Lejarreta.
Y es que, en buena medida, Estados Unidos ha sido diseñado por España. En el momento en el que la primera potencia mundial alcanza la independencia, en 1783, tres cuartas parte de lo que hoy es su territorio (excluida Alaska) están bajo soberanía española. Como matiza Lejarreta, "es soberanía más conceptual que real". Y es que gran parte del territorio que formaba parte de España no estaba más que poblado por indígenas, a los que las leyes españolas consideraban súbditos, que era el equivalente entonces de ciudadanos hoy (algo que no les otorgaban ni Gran Bretaña, ni Francia, ni los propios EEUU, que no consideraron a los indígenas ciudadanos hasta 1924).
España nunca tuvo un gran interés en lo que hoy es EEUU en buena medida porque no había ni oro ni plata. La colonización más efectiva de la región sólo se llevó a cabo en el siglo XVIII en lo que hoy es California, y fue en parte para frenar el avance de Rusia, que iba bajando desde Alaska en dirección a México y sus minas de plata.
Pero, aun a pesar de ese escaso interés, la presencia española en EEUU llega muy lejos. La frontera entre Estados Unidos y Canadá está marcada por el Archipiélago de San Juan, que recibió ese nombre de manos del explorador gaditano Francisco de Eliza en 1791. España tuvo fuertes en Carolina del Norte, y a exploró la Bahía de Chesapeake, junto a las ciudades de Washington y Filadelfia. La primera ciudad establecida en América del Norte fue San Agustín, en 1565, por el asturiano Pedro Menéndez de Avilés. Y el primer fuerte al Oeste del Mississippi se llamaba Fuerte Isla por su fundador, el trampero canario Manuel Isla.
Y allí, en Fuerte Isla, murió la segunda india más famosa de EEUU, Sacagawea, que había viajado durante miles de kilómetros con Meriwether Lewis y William Clark. El viaje de Lewis y Clark a través de lo que hoy es el Oeste de EEUU es uno de los pilares fundacionales de la mitología nacional de ese país, y Sacagawea está enterrada en la Reserva India de Cheyenne River junto a Toro Sentado, en Dakota del Sur. Pero nadie recuerda que el primer fuerte de la Historia fue el de Manuel Isla en Nebraska.
El que los españoles fueran los primeros europeos que exploraban América del Norte marcó en buena medida el futuro de EEUU. Como explica la exposición, la primera imagen de ese país fue la que los españoles tuvieron de él y transmitieron a Europa. De ahí se pasó al concepto del territorio y, finalmente, a las ciudades. La grilla española, que es el diseño urbanístico de retícula típico de los cascos urbanos de muchas ciudades de América Latina, está también presente en asentamientos españoles en EEUU tan diversos como San Agustín (en Florida), Tucson (en Arizona), y El Paso (en Texas), cuyos barrios tradicionales recuerdan, y mucho, Andalucía o Castilla-La Mancha. A muchos estadounidenses les dejaría boquiabiertos descubrir que el diseño geométrico de sus cascos urbanos no es anglosajón, sino español.
La muestra toca todos esos aspectos de manera interactiva, de modo que uno puede, con solo apretar un botón, descubrir cuántas "Pamplonas" o "Madrid" hay en Estados Unidos (de hecho, uno de los mayores terremotos de la Historia de EEUU tuvo lugar en lo que hoy es New Madrid, en Missouri, en 1811, donde, 196 años más tarde, el autor de estas líneas tuvo ocasión de ver otro fenómeno natural de carácter horripilante: avispas que vuelan de noche).
De hecho, el carácter didáctico y, en cierto sentido, lúdico de la muestra -financiada por el Estado en colaboración con empresas privadas, entre las que destaca por su aportación el gigante de la tecnología estadounidense HP-, ha sido una de las causas de su inesperado éxito, que ha excedido con mucho las expectativas de sus creadores. El Museo Histórico de Santa Barbara, en California, donde estuvo hasta abril, se interesó por la muestra debido, precisamente, al diseño, fácil de usar y de entender por el público, de los materiales expuestos. Una exposición cuyo catálogo ganó en 2016 el Premio de la Bienal de Arquitectura de España en la categoría de Divulgación. Acaso sea una cuestión de pura lógica: ¿o no es pertinente que una exposición de diseño gane un premio de diseño?
Ese componente tecnológico es, también, un problema, porque hace la muestra muy delicada. "Hemos tenido que reconstruirla en entre un 30% y un 40%", explica Lejarreta. De hecho, desmontar, trasladar, y volver a montar la exposición lleva hasta cuatro meses. Eso la convierte en la iniciativa más ambiciosa en el terreno divulgativo que ha llevado a cabo desde su establecimiento en 1997 la Fundación España-EEUU.
Todo para tratar de tender puentes entre dos países que tienen en común mucho más de lo que piensan, como resume una cita del presidente estadounidense John F. Kennedy que cierra la exposición: "Por desgracia, son demasiados los estadounidenses que creen que América fue descubierta en 1620, cuando los primeros colonos llegaron a mi propio estado, y se olvidan de la formidable aventura que tuvo lugar en el siglo XVI y principios del XVII en el Sur y el Suroeste de los Estados Unidos".
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