sábado, 16 de marzo de 2019

La estrategia derrotista de Casado (PP): que no se presente Vox y ponerle ojitos al PNV


La estrategia derrotista de Casado (PP): que no se presente Vox y ponerle ojitos al PNV
Un miedo patológico recorre la sede nacional del Partido Popular desde los cimientos
 hasta su planta noble. Tal vez piensen en el PP que un posible pacto con el 
atracador peneuvista es menos oneroso que el desfalco que representa el doctor 
cum fraude Pedro Sánchez. Pero es igual de indecente.
14/03/2019

Pablo Casado, presidente del Partido Popular. / EFEPablo Casado, presidente del Partido Popular. / EFE
La consigna de la semana en el Partido Popular ha sido clara: pedirle a Vox que se no se presente en las 
circunscripciones pequeñas, donde alegan que los votos a Vox que no vayan al PP sólo servirán para
 provecho del Gobierno Frankenstein.
Lo curioso del eslogan -que obviamente no está tan dirigido al partido de Santiago Abascal como a
 quienes se plantean votarlo- no es tanto que un partido quiera que otro se retire de la competición 
democrática de las ideas, como que denota que un miedo patológico recorre la sede nacional del 
Partido Popular desde los cimientos hasta su planta noble.
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Da la sensación de que el planteamiento de Casado, que llegó con el aura de recuperardor de las 
esencias de la mejor versión de su formación, revela una falta de confianza en el propio discurso. 
Y no le faltan razones.
Lo que se espera de un político es que sepa transmitir mejor sus ideas y se diferencie en el fondo y en
 las formas de sus competidores para ganarse la confianza de los ciudadanos. Que tenga mejores
 propuestas y más oportunas que los demás y sepa transmitirlas de forma eficaz.
Puestos a pedir que no se presente la competencia, ¿por qué limitarse a que sólo se retire una candidatura? ¡Todos fuera! ¡Paso que arraso!
Que uno de los principales partidos políticos de España -bien es cierto que herido casi de muerte por
 abandono de ideales y traición de promesas electorales aún con mayoría absoluta- llegue al punto
 de decir que “como me estás comiendo la tostada, mejor no te presentes”, dice mucho de sus
 miedos cuasifreudianos.
En el fondo, resulta hasta poco ambicioso por parte de Pablo Casado. No porque el Partido Popular
 no tenga pretensión de cosechar el mayor número posible de apoyos ciudadanos, que se supone. 
Si no porque, puestos a pedir que no se presente la competencia, ¿por qué limitarse a que sólo se
 retire una candidatura? ¡Todos fuera! ¡Paso que arraso!
Lo malo es que conjugar semejante petición casa mal con presentarse como un partido teóricamente
 liberal y por lo tanto, teóricamente partidario de la libre competencia. Aunque muchas de sus políticas
 -por acción u omisión- hayan sido más socialistas que liberales.
La petición de autoexpulsión a Vox, además de resultar un tanto estrambótica para muchos y no tener
 ningún efecto sobre los aludidos, más bien supone un acicate para los partidarios de la formación 
de Abascal, Ortega Lara o Alcaraz. Tres personajes que, con sus particularidades, cuentan con 
biografías que uno no desea ni al peor de sus enemigos. Y, pese a las zancadillas, las amenazas, el peligro
 de muerte, el desprecio y la ignominia, resisten.
Sus votantes encuentran en ellos -y en la épica que impregna el discurso de Vox- un motivo más que
 suficiente para responderle a Casado con la conocida frase referida a los Tercios: “Los infantes
 españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos”.
A esto, súmenle que el pasado día 7 de marzo, mientras Casado presentaba un pacto con  Unión
 del Pueblo Navarro, hizo una grave distinción entre “nacionalistas” e “independentistas” en un
 claro guiño al PNV, que ya afila -una vez más- la faca de rebanar gobiernos débiles.
Grave, porque supone la vuelta al error, a la traición y al atraco voluntario a costa del dinero de 
los españoles por el poder. Tal vez piensen en el PP que un posible pacto con el atracador peneuvista
 es menos oneroso que el desfalco -no solo económico, sino moral, patriótico y social- que representa
 otro empecinado, el doctor cum fraude Pedro Sánchez, de la mano de los herederos de ETA a través 
de Bildu, los golpistas de ERC, los neocumunistas confluenciados de Podemos y demás hierbas políticas. 
Pero es igual de indecente.
Instar a la retirada deshonrosa al partido de Abascal, Ortega Lara y Alcaraz y ponerle ojitos al PNV. 
¿Es este el partido renovado de Casado, guardián de las esencias originales del Partido Popular?