viernes, 20 de noviembre de 2020

Los indios contra la independencia de España

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Los indios contra la independencia de España

«La liberación de las garras de España —dice la leyenda (negra, por más señas)— significó también la liberación de los pueblos indígenas.» ¿De verdad? ¿Seguro que fue así?

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Se desconoce que en Chile, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela, el pueblo más humilde y las masas indígenas —pese a todo, pese a la incapacidad, torpeza  y malevolencia de Fernando VII— se mantuvieron fieles a la Corona, razón por la cual, afirma Juan José Hernández   Arregui: “la emancipación de España no fue, en su momento deseada por los pueblos americanos […]. Los pueblos no anhelaban la separación de España […]. No se dice que en 1810 las masas venezolanas siguieron al capitán de fragata español Monteverde, vencedor de Miranda, y no a Bolívar. Esas masas, ya desacreditado Monteverde, en 1813, no acompañaron a Bolívar sino a Boves, el jefe español que acaudillaba, efectivamente, a las clases bajas contra la aristocracia española y criolla. Boves condujo a las masas oprimidas que, en 1814, enfrentaron sangrientamente a Bolívar.” [1] En el norte de la América del Sur la independencia fue sólo deseada “por la minoría criolla acaudalada […]. Bolívar tuvo que apoyarse en fuerzas militares extranjeras (5.000 soldados británicos), desde el primer momentopara vencer los rechazos populares ante esa política que venía dirigida desde el exterior”.[2]

Hernández Arregui pone el dedo en la llaga de los defensores de la Leyenda Negra porque, si España sólo sembró en América desolación y muerte, si sus hombres fueron salvajes explotadores de los pueblos originarios y violadores seriales de las mujeres indias, ¿cómo se explica entonces que los pobres, los negros y los indios, estuvieran contra la independencia? ¿Cómo se explica que las masas indígenas fueran la columna vertebral del ejército realista en el Perú? ¿Cómo se explica que los indios se mantuviesen fieles a la Corona española?

Jorge Abelardo Ramos, analizando con agudeza el proceso ocurrido a partir de 1810, observó que “oficiales españoles eran indios, como Santa Cruz, que luchaba contra los americanos varios años antes de plegarse a la lucha por la independencia”. Y que, curiosamente, “en los llanos venezolanos, o en Colombia, los españoles contaban con el apoyo de los más humildes, llamados castas, hombres de color, y que eran jinetes y combatientes de primera categoría”.[3]

En el sur del virreinato de Nueva Granada, la resistencia de los “pueblos originarios”, contra el partido de Bolívar fue conducida por el general indio Agustín Agualongo, quien llevó a cabo una guerra de guerrillas que puso en jaque a lo más granado de los —mal llamados por la historia oficial— ejércitos independentistas, hasta junio de 1824. El nombre del caudillo indio Agustín Agualongo fue borrado de los textos de historia. Agustín Agualongo, líder popular indiscutido de los indios pastusos, había nacido en la ciudad de San Juan de Pasto (en el territorio de la actual Colombia) el 25 de agosto de 1780. “Si tuviera veinte vidas, estaría dispuesto a inmolarlas por la religión católica y por el rey de España”.[4] Éstas fueron las últimas palabras pronunciadas el 13 de julio de 1824 por el coronel indio del ejército realista Agustín Agualongo, antes de  ser fusilado por las tropas de Simón Bolívar. Es indiscutible que, para Agustín Agualongo y los indios pastusos que lo acompañaron hasta el final, la patria era el imperio. El caso de los pastusos no fue, por supuesto, un caso aislado. En el sur del Perú, en la región de Ayacucho, los líderes indios Antonio Huachaca, Pedro Huachaca, Tadeo Choque, Pascual Arancibia, Francisco Lanchi y Bernardo Inga organizaron la resistencia de los llamados pueblos originarios contra la independencia y conformaron un ejército multitudinario que combatió durante años hasta quedar exhausto.  

Subordinados culturalmente por el peso de la Leyenda Negra, nos suena raro que, en Colombia, un general indio pusiese en jaque a los ejércitos de  Simón Bolívar, y más raro aún nos suena el hecho que, en el corazón de los  Andes, las masas indígenas murieran luchando por el imperio español.

Sin embargo, no hay ninguna duda de que los indios que, si quisiera para pasar hoy por un intelectual políticamente correcto, debería llamar “pueblos originarios”, estuvieron mayoritariamente contra la independencia. Es ésa una realidad que ocultan maliciosamente los negrolegendarios porque ese hecho hace que la leyenda negra de la Conquista española de América se caiga como un castillo de naipes.

El hecho que las masas indígenas estuvieran contra la independencia  es un tema que no pueden explicar tanto los historiadores e intelectuales como los libros de texto que en España e Hispanoamérica “dibujan” la historia hispanoamericana en blanco y negro a partir de la Leyenda Negra. El Imperio era nuestra patria. La patria de los criollos, los mestizos y los indios. Y esta verdad, aunque de forma errática, contradictoria y con vacilaciones, fue sentida también tanto por Simón Bolívar como por José de San Martín.


Marcelo Gullo  es profesor de la Universidad Nacional de Lanús y de la Escuela Superior
de Guerra en Argentina. Entre sus numerosos libros publicados destacan
La Insubordinación Fundante. Breve historia de la construcción
del poder de las naciones 
Relaciones Internacionales. Una teoría
crítica desde la periferia sudamericana.


[1] Juan José Hernández Arregui, Nacionalismo y liberación…,  ob. cit., págs., 86-89.

[2] Ibíd., pág. 88.

[3] J. A. Ramos,  Historia de la Nación…, ob. cit.,  pág. 127.

[4] Álvarez, Jaime,  «Agustín Agualongo», en Manual de Historia de Pasto,  Academia Nariñense de Historia, Graficolor, Pasto, 1996,  pág. 223.

Todos los artículos de El Manifiesto se pueden reproducir libremente siempre que se indique su procedencia.

El 26 de mayo de 2021

El 26 de mayo de 2021

Hispanismo.org

Valmadian

 

En esa fecha se producirá una alineación Sol-Tierra-Luna por la cual la sombra de la Tierra teñirá de rojo la superficie de la Luna en el máximo de ocultación de ésta. En principio es un fenómeno astronómico más, por cierto uno de los más espectaculares, perfectamente visible a simple vista y que a través de unos prismáticos debidamente asentados para evitar las vibraciones del pulso, permite ver una Luna en tres dimensiones clarísimas y como suspendida en el aire.

Pero todo esto que es sumamente interesante tiene otras lecturas. De momento a tal fenómeno astronómico se le conoce como Luna de sangre, lo que resulta ya bastante siniestro. Pero es que también hay quienes hacen interpretaciones apocalípticas que circulan por la red y para ello buscan interpretaciones a las palabras contenidas en diversos pasajes de los Evangelios y todo ello de un modo inminente en apariencia. Ciertamente en Hechos 2: 17-21 hay palabras inquietantes:

"Y sucederá en los últimos días dice Dios, que derramaré mi espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas y vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños.

Y sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días y profetizarán.

Y haré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y nubes de humo. El Sol se tornará en tinieblas y la Luna en sangre, antes que llegue el día del Señor, grande y manifiesto. Y todo el que invocare el nombre del Señor se salvará."

Así, pues, atentos al próximo 26 de mayo.

Y es que entre los acontecimientos, los pasajes testamentarios y la pluralidad de profecías privadas desde hace siglos hasta nuestros días, pues no resulta sorprendente que haya cierto número de presuntas explicaciones. Personalmente pienso que muchos de esos avisos no son sino posibles descripciones que buscan orientar acerca de cuando estará cerca el día. El mismo Cristo así se lo hizo ver a sus discípulos al indicarles que no era a ellos a quienes correspondía presenciar ese momento. Y es que, en efecto, la tendencia antes de Cristo y después, durante tantos siglos, ha sido la de buscar explicaciones milagrosas, todas ellas lógicamente fundamentadas en la ignorancia de esos tiempos en conocimientos científicos. Sin embargo, hay un "pero" y es que, en efecto, no sabemos ni el día, ni la hora y hay versículos que resultan sorprendentes:

"Cuanto al tiempo y a las circunstancias no hay, hermanos, porqué escribir. Sabéis bien que el día del Señor llegará como ladrón en la noche. Cuando se dicen <<Paz y seguridad>>, entonces de improviso, les sobrevendrá la ruina como los dolores del parto a la preñada, y no escaparán."

(TESALONICENSES 5: 1-3)

No conozco ninguna etapa histórica en la que se persiga tanto la paz como un objetivo al mismo tiempo que la seguridad nos está llevando a la mayor tiranía mundial, nada como esto se ha conocido en toda la historia de la Humanidad.