lunes, 13 de abril de 2020

Lo que nadie quiere leer (ni pensar) hoy sobre el virus

Lo que nadie quiere leer (ni pensar) hoy sobre el virus

Epidemiocracia: las 3 estrategias con que los políticos nos han sumido en el autoritarismo.


1 mes del estado de alarma obliga a la reflexión.

El gobierno ha eliminado por decreto las libertades fundamentales: prohibido moverte, prohibido reunirte, prohibido trabajar y ganarte la vida, prohibida la libertad de culto (esto último de facto, que por escrito no hi han pas gosat) … Incluso se ha atrevido a limitar el dret a la vida: si tens més de 75 anys els “protocols de la mort” de la Gene dictan que para ti no hay UCI y los sanitarios públicos deben abandonarte a tu suerte, deseando que el oxígeno sea suficiente. Hasta el derecho a que te tomen de la mano tus familiares en tus últimos momentos te han quitado.
En España la eliminación de libertades no tiene parangón: en Francia se puede hacer deporte a determinadas horas, en Portugal se puede salir a la calle, en EEUU las iglesias están abiertas, en Italia se puede salir con los niños, en Suecia y Dinamarca pueden reunirse siempre que no supere cierto número, en Inglaterra los parques no están cerrados, en Alemania se hace vida más o menos normal, en Bélgica se puede salir tranquilamente a la calle… El asfixiante cepo con el que los políticos han inmovilizado nuestras vidas y nuestro futuro no encuentra semejanzas en países de nuestro entorno. Es solo una coartada para ocultar su responsabilidad en la extensión del virus.

En París, a partir de las 19:00 se puede salir a practicar deporte tranquilamente

El hecho es que por fin los políticos detentan el poder absoluto en nuestro país, y la autodestrucción de nuestra economía y consecuente dependencia del Estado (o sea, de los políticos), les asegura seguir haciéndolo durante mucho tiempo. Que la voz cantante el el Gobierno la lleve un partido comunista no ayuda a la tranquilidad.
No escuchará estas reflexiones, dolço, en ningún otro medio. Quizás incluso le sorprenda leerlas. De hecho, la libertad de expresión ha sido también recortada mediante censura o -lo que es peor- autocensura. En medio del pánico al virus, cuando realizas afirmaciones de sentido común o dices lo que piensas, la gente te tacha de “insolidario” o incluso te acusa de “matar gente“. Si han muerto o enfermado familiares o gente cercana, la autocensura se acrecienta y se hace más fácil unirse al sentir oficial. Mejor callar, refugiarte en las catacumbas del wasap con los rebeldes y combatir desde allí la epidemiocracia, compartiendo artículos y vídeos y esperando al día en que se recobre el seny.
A molts dolços potser els sorprendrà, però ho venim dient des del 15 de març, primer dia de l’estat d’alarma: els polítics de Moncloa i Generalitat convertirán la crisis sanitaria (que su ineptitud ha potenciado) en undescalabro económico himaláyico. Y seguramente también social, laboral y político.

Medidas claramente absurdas y abusivas
 como multar a un matrimonio por caminar por la calle o compartir coche (cuando comparten lecho diariamente), mantener todas las tiendas cerradas mientras supermercados y estancos están abiertos, prohibir el traslado puerta a puerta a segundas residencias, o impedir salir a practicar deporte, son aceptadas obedientemente por la población. Como si no fuéramos capaces de autoprotegernos.
Desde las administraciones y cuerpos policiales incluso se anima a la delación: ¿Ve a un vecino paseando al perro demasiado rato? Llame a la policía ¿Un pobre tipo está tomando un bocata en un banco de la calle? Maldito insolidario, denúnciese. ¿Un anciano matrimonio pasea por la calle? Insúltelos desde el balcón. ¿Hay mucha gente haciendo cola en la panadería de la esquina? Los caraduras que se saltan el confinamiento. ¿Algunas casas del pueblo están ocupadas por sus propietarios de la ciudad? Són uns egoïstes que ens volen matar. El caldo de cultivo que han creado los políticos -la colla de Sàntxes, la de racis Torra i també la de molts governants dels partits al poder-, saca lo peor de muchos.
Resulta penoso escuchar a respetables y altísimos mandos policiales alardeando en rueda de prensa de cómo han detenido heroicamente a un asesino en potencia que paseaba por la playa, para sermonearnos paternalmente a continuación. Discursos que hace un mes consideraríamos el colmo del autoritarismo son ahora asumidos con entusiasmo desde el ático hasta el sótano de la escalera de vecinos.
Lo sorprendente es que todo esto cuente no sólo con la aceptación sino con el aplauso de los ciudadanos, o en el mejor de los casos su resignación o silencio. Per què? ¿Por qué la mayoría aplaude el inaudito recorte de libertades y el desprecio del sentido común? 3 factors expliquen aquesta manca de seny i de nervi cívic.
1- Confusión. Se ocultan los datos: ¿Cuántos tests se han hecho? ¿Cuántos infectados hay?¿Cuántos muertos realmente? ¿Cuán letal es el virus? ¿Realmente hay muchas más muertes este marzo y abril que en los mismos meses del año pasado? ¿Cuántas plazas de UCIs hay en cada región? ¿Cuáles están saturadas? ¿Qué se medios se necesitan para atender bien a un paciente? ¿Los tenemos? ¿Cuándo los tendremos? ¿Cómo se ha aumentado la capacidad hospitalaria y cuál es el umbral de enfermos que pueden atenderse ahora? ¿Funcionan las mascarillas? ¿Se logra inmunidad tras haber superado el virus? ¿Por qué seguimos considerando “expertos” a quienes nos decían ayer que era una simple gripe y hoy que es casi peor que el ébola? ¿Son ciertos los números de China? ¿Podemos fiarnos de la OMS?
Sin datos no se pueden tomar decisiones racionales, ni establecer una estrategia de salida. Hay cosas que no se saben, otras no se quieren saber, muchas se ocultan descaradamente. La incompetencia se solapa con el ocultismo. El derecho de información intenta limitarse, restringiendo gubernamentalmente la propagación de contenidos por redes sociales. Sin datos ni transparencia es imposible gestionar racionalmente y fijar objetivos y fechas.
2- Miedo. Se fomenta el pánico. Sin información veraz no hay racionalidad, sin racionalidad no hay seguridad, sin seguridad hay miedo. Esto es sobre todo una crisis de pánico. Los políticos entraron en pánico y han eliminado libertades histéricamente, sin ton ni son, devastando la economía. Todos los medios de comunicación han obedecido la consigna, propagando el pánico con un martilleo continuo de muerte y terror. La gente se encierra en sus casas, traga con el estado policial y se convierte en delatora porque tiene pánico a morir. “Encerrarse o morir” es la disyuntiva falsa que el pánico ha hecho creer a casi todos. Com xiuxiuejaven compungides les dependentes d´un forn a Barcelona, “nosotras no queremos trabajar, queremos vivir“.
3- Infantilismo. Se nos trata como a niños. Los africanos afirman que en la sabana, “si te comportas como una presa, serás cazado“. Por creernos los españoles que somos niños, incapaces de autoprotegernos, nos tratan los políticos como a tales. ¿Por qué franceses, ingleses, griegos o portugueses pueden seguir gozando de libertades esenciales y nosotros no? ¿Son acaso más responsables o maduros? No es de extrañar que sea en Catalunya on els polítics ens tracten més com a nens que enlloc y que racis Torra pugne por alargar el confinamiento total: 40 años de nacionalismo tienen al pueblo más infantilizado, inmaduro y acostumbrado a un férreo control social.
La falta de datos transparentes, la propagación planificada del pánico y la autodestructiva creencia de que somos niños irresponsables nos han conducido a esta situación, que puede acabar con nuestro modo de vida tan exitoso como humano. Confusión, miedo e infantilismo explican que sólo en España se haya aceptado un recorte tan bestial de las libertades y un ataque tan brutal a la manera de ganarse la vida de las familias.
No tiene por qué ser así. Les conviccions que al febrer eren importants siguen siéndolo ahora en abril: la libertad, la prosperidad, la generosidad, la responsabilidad, la transparencia, el rechazo al populismo, el sentido común… son tan verdad hoy como hace dos meses. Esta crisis se puede gestionar cuidando la salud de nuestra gente y sin dinamitar su modo de vida ni sembrar pobreza y dependencia para los próximos lustros.
No dejemos que el miedo al virus chino y las ansias de poder de nuestros políticos nos nublen, por decreto-ley, el seny. Es el peor momento para encerrar la razón y el sentido común en las catacumbas. No deixem que la por ens domini.
Dolça i dictatorial Espanya…



https://www.dolcacatalunya.com/2020/...obre-el-virus/