Lo peor del director general de Organización Mundial de la salud (OMS) es que no concoe límites. En su país de origen no quieren ni verle. Su pasado es siniestro pero el futuro lo pinta aún más siniestro.
En la mañana del lunes, 3 de agosto, cuando la humanidad llevaba  escuchando la esperanzadora promesa de una pronta vacuna contra el coronavirus, procedente de Rusia, China o Estados Unidos o Inglaterra, don Tedros se sienta ante las cámaras de TV y, sin despeinarse, nos informa de que no existe bala de plata (para el hombre lobo, supongo) contra el Covid, que aún no hay solución… y que “quizás no la haya jamás”.
Si eso es así, lo mejor que podría hacer sería dimitir como director de la OMS y, cerrar sus puertas para siempre jamás.
Frente a la inquina de los poderosos, resurge el grito de aquella mujer: "para vivir así prefiero el virus”
 
Al tiempo, el amigo Tedros, uno de nuestros peores ciudadanos globales, nos informa de que, mientras no haya solución, deberemos seguir viviendo embozados y sin relacionarnos con nada ni con nadie, remitiendo a la mínima expresión toda nuestras emociones, hasta las más primarias, condenados a vivir en la caverna y en la miseria.
Eso no se lo esperaban ni sus más rendidos seguidores. Y sin embargo es la conclusión lógica del demoniaco Nuevo Orden Mundial (NOM).
Tedros, como alumno aventajado del Nuevo Orden Mundial (NOM) ha decidido apretar el acelerador para crear el totalitarismo global que pretende una humanidad que renuncia a su libertad, por tanto al raciocinio, para arrojarse en manos de quien puede salvarle de la muerte aunque ese alguien no deja de repetir que a lo mejor no le salva nunca, porque nunca se encontrará la bala de plata para acabar con la bestia.
En definitiva, el NOM se quita la careta y condena a la humanidad a vivir encerrada. Y lo peor es que muchos están dispuestos a hacerlo.
La siguiente fase del NOM consiste en un totalitarismo global, con una sola religión universal: solidaria y sincretista
 
Ahora bien, frente a la inquina de los poderosos, resurge el grito de aquella mujer: “para vivir así prefiero el virus”. Y es que Tedros ha vuelto al terrorismo informativo. Ahora exige el confinamiento total pero, sobre todo, permanente. La siguiente fase del NOM consiste en un totalitarismo global con una humanidad regida por una sola religión universal: solidaria y sincretista. 
Hizo bien Donald Trump en abandonar la OMS. Europa no ha seguido su camino y continúa aplaudiendo al mayor terrorista de los últimos tiempos: don Tedros Adhanom. Al parecer el nuevo Adán aunque, carente de redención.
Lo razonable se ha convertido en minoría.