Desembarco desde la nave de Open Arms de algunas pesonas enfermas rescatadas en el Mar Mediterráneo. /EFE
Desembarco desde la nave de Open Arms de algunas pesonas enfermas rescatadas en el Mar Mediterráneo. /EFE
Por Agustín Rosety*
Una reflexión sobre el Open Arms y el resto de barcos de ONGs que realizan acciones de salvamento en 
la mar. La protección de la vida humana en el mar está garantizada por los convenios internacionales. 
El más importante de ellos es el Convenio internacional para la seguridad de la vida humana en el mar 
(SOLAS).
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En él se establece la obligación que el capitán de cualquier buque tiene de rescatar a personas en peligro, 
modificando la ruta de su embarcación. Por lo tanto existe una obligación no sólo moral, sino también 
legal, de rescatar a las personas que están en peligro en el mar.
Además, el convenio de protección de los refugiados exige que, en caso de refugiados o solicitantes de
 asilo, las personas recogidas sean puestas a salvo en un puerto seguro, donde no vayan a ser perseguidas
Hasta ahí , todo en orden. ¿Por que surge entonces todo este problema de los barcos de las ONG? Pues
 porque los buques de las ONGs no son barcos que se encuentran navegando y, por azar, encuentran a
 unos náufragos.
Las ONGs de salvamento marítimo tienen como actividad el rescate de refugiados, para lo cual patrullan
 las costas de Libia a la espera de que aparezcan embarcaciones con personas a las que rescatar.
Esta forma de proceder genera perniciosos incentivos para las mafias que trafican con personas, ya qu
e saben que no tienen que esforzarse con llegar a Europa. Simplemente tienen que poner a las persona 
en un bote y ponerlas fuera del mar territorial de Libia y avisar a la ONG.
El “negocio” de Open Arms es transportar inmigrantes. Gracias a ello consiguen subvenciones y donaciones privadas
Las ONG se convierten, de esta forma, en un servicio regular de transporte de personas que actúan de forma 
concertada con la mafia.

Si esa concertación es explícita, no lo podemos asegurar, pero implícita si que los es.
¿Por qué hay una concertación? Porque las ONGs, lejos de ser entidades sin ánimo de lucro, son 
organizaciones con trabajadores y directivos que viven de su actividad
El “negocio” de Open Arms es transportar inmigrantes. Gracias a ello consiguen subvenciones y 
donaciones privadas. Si estas organizaciones fueran ONG de Salvamento marítimo devolverían a los
 refugiados a un puerto seguro cercano al lugar de rescate.
Pero curiosamente, el destino siempre es Europa. Porque si no llevasen a las personas a Europa,
 esos inmigrantes no pagarían a la mafia.
El problema, pues, viene de una confluencia de intereses privados (mafias y ONGs) que, como toda 
organización, trabajan por su propia supervivencia y retuercen la legislación internacional para realizar
 una actividad de inmigración ilegal en Europa.
Esto no hace otra cosa que generar un permanente efecto llamada que fomenta el tráfico de personas y
el negocio de las mafias.
La única solución posible es prohibir a las ONGs que realicen operaciones de salvamento marítimo
¿Cuál es la solución a este problema?
La única solución posible es prohibir a las ONGs que realicen operaciones de salvamento marítimo. El
 salvamento marítimo como actividad organizada debe ser competencia de los estados europeos por
 medio de sus respectivas armadas.
Las ONGs son entidades privadas que obedecen a los intereses de sus promotores. La defensa del interés
 general debe estar en manos de los Estados, cuyo poder está sometido a las reglas de la democracia y
 cuyos gestores han de rendir cuentas a sus electores.
Que no os engañen. Lo de Open Arms es un lucrativo negocio y un medio de vida para mucha gente
En esta época que vivimos en la que el buenísimo predomina, las ONGs son glorificadas como héroes. 
Pero, salvo excepciones, las ONGs miran, ante todo, por sus propios intereses y hacen uso de mucho
 dinero, en muchas ocasiones de procedencia pública, con muy poco o nulo control.
Que no os engañen. Lo de Open Arms es un lucrativo negocio y un medio de vida para mucha gente.
Si los estados no reclaman el monopolio de la protección organizada de la vida en la mar, seguiremos
 viendo cómo florece el próspero negocio del tráfico de seres humanos.
* Agustín Rosety Fernández de Castro es Diputado por Cádiz de Vox.