No parece tarea fácil sacar a este ególatra, de oscuro C.V. del lugar al que logrado encaramarse. No, no es nada fácil y, sin embargo, es posible. Sánches es un inmenso peligro para España, mucho mayor que el que representa Pablo Iglesias al que éste mismo primero le dio palmaditas en la espalda, y ahora le mete puñaladas traperas. Y no es que Iglesias sea una bendición precisamente, pero se le ve venir, mientras que Sánchez es un reptil. Los acontecimentos nos muestran que va a llegar a la campaña electoral con el "padre de todos los logros", esa receta mágica, gracias a la varita que le dio un hada maligna del bosque, pero que va a resolver todos los problemas de España, hasta va a lograr que el billón de euros de deuda pública se esfumen. Y todo eso lo va a lograr sacando los restos de Franco del valle de los Caídos, chuleando a la familia, chuleando a la Iglesia Católica (que se está dejando y de qué modo), y gracias a los millones de peligrosos tarados que le van a votar, cuando habría que retirarles ya el derecho a voto.

Y decía antes que si bien es muy difícil, no es imposible sacarlo de la Moncloa. Esa hipotética exhumación lo convertiría en un cadáver político sin posibilidades de resurrección alguna. Esa exhumación política dejaría tan tocado al PSOE que tardaría muchos, muchísimos años en volver a dar el coñazo al que nos tiene acostumbrados. O quizás lo llevaría a la insignificancia política (ya les ha pasado a otros partidos poderosos: el PCI italiano, el PS francés, etc.), incluso una fragmentación efectiva y formal, aunque lo idílico sería su disolución perpetua. El PSOE representa el partido más dañino de toda la Historia de España y por el bien de ésta debería desaparecer por los siglos de los siglos.

¿Y cómo se podría dar el caso de que se produjese ese milagro político? Desde luego yendo a votar, pues a éstos les favorece la abstención. Pero tampoco regalando el voto a quienes no van a hacer nada, ni positivo, ni novedoso, no regalando el papelajo a quienes son "más de lo mismo", porque si bien han surgido caras nuevas, los collares siguen siendo los de antes, esos no los han cambiado. Tampoco regalando un cheque en blanco a quienes hoy dicen una cosa y mañana a la opuesta, más todavía, a quienes dicen una cosa en un punto de la geografía española y simultáneamente están diciendo la contraria a unos cientos de kilómetros.

No, el voto hay que dárselo a quien está rompiendo este montaje, y que si no hace más es porque por ahora no tiene suficiente fuerza. Pero es todo un indicio que sus propuestas y la política que está llevando a cabo, sea clave para entender que el objetivo debería ser pasar de los 24 escaños a 150. Suena raro, ¿verdad?, parece hasta utópico, pero no es imposible, es perfectamente realizable, todo depende de eso, de que los españoles concentremos nuestro voto en VOX. No son ellos quienes han de llegar, somos nosotros los que los tenemos que llevar, conducir a Santiago Abascal a llamar a la puerta de la Moncloa para comunicar a Sánchez que vaya haciendo las maletas, que hay un nuevo inquilino.

A muchos no les hace gracia, pues menos gracia hace ver a ese sujeto chulesco haciendo pactos con BILDU, profanando tumba de Franco, amenazando la unidad de España, subiendo los impuestos a destajo para gastarlos en cualquiera sabe qué chanchullos..., tómese cada cual la paciencia de revisar la prensa digital durante una semana consecutiva mientras se toma el desayuno y saque conclu
siones.